AMLO: 3 años de amor (y odio)

Ciudad de México /

Yo, como muchos, vi las transmisiones especiales del tercer aniversario de la administración de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México.

Por diferentes circunstancias, me tocó hacerlo en compañía de varios amigos. Las imágenes eran espectaculares.

Todo iba bien hasta que alguien a mi lado exclamó: ¡mira a todos esos acarreados! A lo que otra persona agregó: ¿y la autocrítica? ¿Dónde está la autocrítica?

Por si esto no fuera suficiente, alguien más remató: ¡Ojalá se mueran todos de COVID! ¡No se vale hacer esto en plena pandemia!

Sí, ya sé. Esos “amigos” me van a dejar de hablar después de esto, pero sus comentarios me pusieron a pensar. ¿Por qué esos cientos de miles de personas tendrían que ser acarreadas?

Ahora, si tanto les afecta el tema de los acarreados, ¿por qué no decían lo mismo cuando se hacían los eventos de los presidentes del PRI y del PAN?

Sobre lo de la autocrítica, perdón, pero no recuerdo que ningún presidente en ningún evento de este tipo haya interrumpido para “autocriticarse”.

¿Por qué se le exige a AMLO algo que no se le exigió a Peña Nieto, a Calderón, a FOX, a Zedillo o a Salinas de Gortari? Una fiesta es una fiesta, ¿no? ¿Entonces?

Hablemos ahora del “ojalá se mueran”. Una persona que desea la muerte de otra, sea por la razón que sea, no puede estar bien del alma y menos agregando el elemento COVID.

¿En verdad estamos tan mal? No sería mejor respetar a quien piensa diferente, a quien se manifiesta diferente, y ya.

¿Por qué ese “amigo”, educadísimo, por cierto, no le deseó la muerte a los que fueron a la Fórmula 1, al Corona Capital o a otros eventos multitudinarios si tanto coraje le dan las aglomeraciones en tiempos de pandemia?

Para no hacerle el cuento largo, le voy a dar mi interpretación de los hechos:

Por primera vez en la historia reciente de este país, tenemos a muchas personas idolatrando a un presidente con una devoción inmensa, increíblemente fuerte, real.

Eso debe de tener molestos a muchos grupos porque, seamos sinceros, todos los gobiernos que recordamos han tenido críticos, todos han tenido oposición, pero sóloéste ha tenido, además de los críticos y de la oposición, amor, amor verdadero.

Porque las multitudes que iban a los eventos de los otros presidentes o sí eran acarreadas o iban por otras razones, no por amor, este amor que al ser eso, un sentimiento, no se puede discutir.

Pero sí se puede combatir. ¿Con qué? Con odio. Con este odio que mis “amigos” expresaron mientras veían a mi lado los festejos desde el Zócalo.

¿Cuál es la nota? Que algo muy fuerte debió haber pasado en nuestra vida nacional como para que hoy las mexicanas y los mexicanos estemos cegados por la emoción, tanto en positivo como en negativo, cuando hablamos de un asunto tan racional como la política.

¿Qué fue eso que pasó y cómo lo podemos superar? Porque sí, le guste a quien le guste o le moleste a quien le moleste, urge que lo superemos.

Construir una relación 100 por ciento de amor o 100 por ciento de odio con la autoridad no es sano. Lleva a ambas posiciones al fracaso.

Esto, que hoy es tan “bonito” pero al mismo tiempo tan “feo” quién sabe si vaya a terminar bien. El amor y la política son cosas diferentes. Tengo miedo. ¿Usted no?

Álvaro Cueva 

  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.