Pocas cosas pueden ser más rudas en el México de hoy que la relación entre Andrés Manuel López Obrador y el Instituto Nacional Electoral.
¿Por qué? Porque a pesar de que, más allá de su popularidad, AMLO es el presidente de México gracias al INE, el señor no quiere a esta institución.
Perdón por utilizar esta frase tan de color, pero es que la comunicación de nuestro poder ejecutivo es tan peculiar, que no hay forma de hablar de esto utilizando otras expresiones.
AMLO no quiere al INE, lo odia y aunque pudiera tener la razón, lo dice de una manera tan poco presidencial que uno, al escucharlo, lo malinterpreta, piensa que está en contra de la democracia, que se quiere perpetuar en el poder.
Lo siento. De veras. Lo siento mucho. Pero si la comunicación es fundamental en todos los aspectos de nuestra vida, en política adquiere una dimensión todavía más grande.
Ningún presidente de ninguna nación puede hablar de “chicanadas” para mandarle un mensaje a otra institución porque al hacerlo, la figura presidencial se rebaja en términos políticos y sociales, porque invita a que le falten al respeto.
Pero, además, porque convoca al pueblo a hacer lo mismo con él, con el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional, los sacerdotes, los empresarios, el personal médico, los bomberos, los maestros, los artistas, los trabajadores y los campesinos.
Si las mexicanas y los mexicanos no nos podemos llevar así, mucho menos el presidente y muchísimo menos con el INE. No es el tono.
Qué bueno que estamos a nada de las “vacaciones” porque espero que esta pausa le sirva a don Andrés Manuel para reflexionar sobre sus estrategias de comunicación.
México necesita que cuando el señor se comunique con nosotros, lo haga en el mismo tono que utilizó en las Naciones Unidas. No se vale que allá sea un gran estadista y aquí, una figura tan pasional.
¿Por qué le estoy comentando esto? Porque, como usted sabe, el INE acaba de arruinar el sueño máximo de López Obrador: la revocación de mandato.
¿Cómo la arruinó? Aplazándola. Ya no va a ser cuando AMLO quería. Ya no va a ser cuando a él le convenía.
¿Cuál fue la razón? Falta de recursos. Un evento como el que don Andrés Manuel quiere, respaldado por la seriedad del INE, cuesta.
¿Y qué hizo la administración de AMLO? No sólo no contempló esto, le bajó el presupuesto al INE.
Pero espérese, se pone peor: como su comunicación es tan mala, muchos pensamos que AMLO le bajó el presupuesto al INE porque lo odia.
Conclusión: el presidente de México, solito, arruinó su revocación de mandato. La arruinó por odio.
¿Cuál es la nota? Que si usted pensaba que López Obrador le iba a ofrecer una disculpa al INE, que le va a devolver su presupuesto y que iba a ordenar una partida especial para la revocación de mandato, me temo que se va a quedar con la ganas.
Esto se va a poner peor, las diferencias entre AMLO y el Instituto Nacional Electoral se van a incrementar, la revocación de mandato, si se llega a hacer, se hará en circunstancias pavorosas y el futuro de la democracia mexicana ahí sí peligrará.
Fíjese todo lo que pasa cuando alguien no se sabe comunicar, cuando alguien no utiliza las palabras adecuadas, cuando alguien se niega a escuchar. ¿O usted qué opina?
Álvaro Cueva