AMLO y las "mañaneras"

México /

Yo no estoy de acuerdo con que el Presidente se ponga a dar ruedas de prensa todos los días. La ruedas de prensa son algo que se organiza cuando hay nota, son de carácter extraordinario, excepcional.

Ver a Andrés Manuel López Obrador haciendo esto todos los días es un acto de vanidad, una rutina. El mensaje es: yo soy la nota, todo lo que yo diga marca la agenda, todo lo que yo haga es superior a cualquier cosa. Y esto no es bueno.

Por el lado de la prensa hay un punto en que, de tan choteado, ya no hay nada qué preguntar. El juego es: opine usted de lo que quiera. Siempre será chistoso, divertido, ocurrente y, perdón, ya tuvimos demasiado de eso en los últimos sexenios. ¿O no?

¿Cuál es el problema de esta peculiar estrategia de comunicación? Que las ruedas de prensa van a terminar perjudicando a AMLO, se van a convertir en el equivalente nacional de los tuits de Donald Trump, en un lamentable arrebato de color.

Ya desde el momento en que aquello se llama la mañanera, estamos mal. ¿Dónde está el prestigio? ¿Dónde está el respeto? ¿Dónde está el evento periodístico? ¿Entonces por qué le funcionaban tan bien las ruedas de prensa diarias a López Obrador cuando era jefe de Gobierno de Ciudad de México?

Porque entonces el Presidente era Vicente Fox y el hecho de que AMLO hablara todos los días era lo máximo a nivel oposición. Andrés Manuel le robaba atención a Fox y lo dejaba muy mal parado al crear la sensación de que como él hablaba más que el Presidente, él sí era sincero, él sí era valiente y él sí no tenía nada qué esconder.

Ahora que El Peje está en la Presidencia, todo esto es innecesario. ¿Contra quién está compitiendo? ¿A quién le quiere robar la atención? ¿Quién es el cobarde en esta historia?

Ojo: no estoy diciendo que nuestro Presidente sea malo o incompetente. Estoy diciendo que por la más elemental dignidad política sus asesores deberían invitarlo a que ya no se expusiera tanto.

Los reporteros que están yendo a verlo a Palacio Nacional, de tan comunes que se están volviendo estas charlas, ya no son los mejores. Los ratings de los canales de televisión y de las estaciones de radio que se animan a pasarlas completas, ya no son los más altos.

Y hasta los mismos colaboradores que don Andrés Manuel invita para que le hablen a los periodistas sobre asuntos como las afores o el futuro de la educación, se nota que no siempre tuvieron tiempo para preparar sus participaciones. Lo que pudo haber sido algo fabuloso para la opinión pública, acaba perdiéndose en la inmensidad de la costumbre.

Bueno, ya, el colmo. ¿Me creería si le dijera que hay medios que están revisando las agendas diarias de López Obrador para ver si el señor en verdad está trabajando o no de tanto que se presenta ante los reporteros?

Es como si esas empresas le estuvieran diciendo a México: qué necesidad tenemos de enlazarnos con el Presidente todas las mañanas, pero no nos queda de otra. Tenemos que hacerlo.

Ojalá que el grupo de especialistas que rodea a López Obrador encuentre una fórmula para el señor siga siendo tan popular y transparente sin perjudicarlo como irremediablemente pasará con las mañaneras.

Aquí hay algo que se tiene que corregir. ¿A poco no?



  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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