Hoy no voy a escribir de Silvia Pinal, voy a escribir de las narrativas alrededor de Silvia Pinal.
¿Por qué? Porque se han estado cometiendo demasiados errores y ya basta.
Todo el mundo se para el cuello hablando de Luis Buñuel, de “Viridiana”, de la diva y de no sé cuántas “tonterías” para pintar a doña Silvia como la diosa de los intelectuales cuando la realidad es otra.
Si usted se sienta a hablar con las o con los adolescentes de hoy y les dice Luis Buñuel, nadie, absolutamente nadie, sabe quién fue ese señor, qué hizo ni nada de nada.
Y si usted les pone una de sus películas, peor. No le encuentran la más mínima aportación.
“Viridiana”. ¡Ahora resulta que todo el mundo se la ha pasado viendo “Viridiana” 14 mil veces al año! Ni que fuera “Nosotros los pobres”. No existe una película más difícil de ver que “Viridiana”.
Y en el remoto caso de que algún joven la vea, lejos de apreciarla, la va a condenar por burlarse de Dios y de “La última cena” tal y como, se supone, ocurrió en la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024.
¿Qué es lo que está pasando aquí? Que un alto porcentaje de nuestros medios y de nuestros “líderes de opinión”, en lugar de honrar la vida y la obra de la señora Pinal, están utilizando su muerte para quedar bien, para que las audiencias crean que son muy cultos.
Silvia Pinal no era esa criatura arrogante y sofisticada que insisten en dibujar. Era, como bien dijo ayer Claudia Curiel de Icaza, nuestra secretaria de cultura, una mujer que veía hacia el futuro.
Era, como también señaló su familia en el Palacio de Bellas Artes, una mujer que se adelantó a su época.
¿Por qué le duele tanto a prensa “especializada” hablar de ella como mujer, como mexicana y como líder? ¿Por qué les pesa tanto reconocer que era una persona divertida, atrevida y con una muy marcada vocación social?
Silvia Pinal no inventó el feminismo, pero fue feminista antes de que se pusiera de moda esa palabra.
Silvia Pinal no creó la sororidad, pero fue sorora antes de que las multitudes manejaran ese concepto.
Todas las veces que tuve el privilegio de charlar con ella, me dijo lo mismo. Doña Silvia, lo que quería, era ayudar. ¿A quién? A las mujeres.
Por eso cambió la historia con “Mujer, casos de la vida real”. Por eso produjo telenovelas. Por eso nos contó su vida en aquella famosísima bioserie hecha por Carla Estrada y protagonizada por Itatí Cantoral.
Silvia Pinal no era fifí, era pueblo, era del pueblo, trabajaba para el pueblo, se le entregaba al pueblo.
Y aunque pudo haber hecho la más elegante carrera en el cine europeo de los años 60, se quedó en México y apostó por las mujeres humildes dándole vida a los personajes más populares como el de la película “María Isabel”.
Silvia Pinal fue pionera de todo. De la radio, de la televisión, de los comerciales, del teatro musical, de las telenovelas históricas, de las series, de las fotonovelas. ¡Hasta de los memes! Su legado es inabarcable.
Y no, ella no actuó con Pedro Infante, Tin Tan ni todos ésos. Pedro Infante, Tin Tan y todos ellos tuvieron el honor de actuar con ella.
¿Sí entiende la importancia de las narrativas en una noticia tan relevante como la muerte de esta mexicana ejemplar?
No es una diva, es una vedette. No es una musa, es una pionera. No es una empresaria, es una compañera de ruta.
Silvia Pinal fue, es y será la más transversal de las figuras de las artes, las culturas y los espectáculos. Todas las artes, todas las culturas, todos los espectáculos.
Ella inventó el multiverso y lo más tremendo de que ya no esté con nosotros es que probablemente nunca más volvamos a encontrar a alguien como ella, a alguien que en verdad lo haya hecho todo, para todas, para todos, para todes, y que lo haya hecho tan bien.
Silvia Pinal nos une. Por favor, que no se le olvide.
Y respeto, pido respeto para su memoria y para su familia porque si usted pensaba que las narrativas elitistas estaban mal era porque no había volteado a ver las otras, las de la prensa sensacionalista, las de la prensa del corazón. Ésas están peor. ¿O usted qué opina?