¡Qué mala es la comunicación de la oposición en este país! Por eso sus números van de mal en peor.
Sí, yo sé que a lo mejor usted es de las personas que se la pasan comentando y compartiendo mensajes apocalípticos a través de las redes sociales y que supone que eso representa algo.
Pero la verdad es otra. Cuando hay democracia, ganan las mayorías y usted, tan “informado”, tan “activista”, tan “valiente”, no necesariamente forma parte de la mayoría.
Llevo semanas estudiando los “spots”, los discursos y hasta las notas que se publican de nuestros políticos. Desde lo que hace el presidente en “La mañanera” hasta lo más bobo del WhatsApp y no doy crédito de la ceguera de la oposición y sus aliados.
Entre más atacan a Morena, más razón le dan. Deberían sentarse a discutir sus errores. Deberían reflexionar sobre lo que están haciendo porque si las cosas siguen como hasta ahora, se van a hundir todavía más.
¿Qué tiene de mala la comunicación de la oposición mexicana? Todo.
Cuando uno se va a comunicar, atiende a sus audiencias. Para atender a las audiencias, hay que hablar su lenguaje. Esto no sólo tiene que ver con las palabras.
Es algo que involucra imágenes y sonidos, locaciones y vestuario, valores de producción. Créame que es algo muy serio y profundo.
¿Para quién trabaja la oposición en México? ¿Quién es su audiencia?
Por favor haga a un lado sus pasiones, enfríe la cabeza y reflexione. La comunicación de los enemigos de Morena es para gente rica o para personas que manejan sus valores.
Llevan muchos años diciéndole a las multitudes que la izquierda es un sinónimo de destrucción, de retroceso, de peligro.
Quiero que por un momento se ponga en los zapatos de esas millones de familias que jamás han tenido nada, a las que siempre les han quitado todo.
¿Cómo cree que se sientan esas personas cuando una señora o un señor de clase media para arriba les dice que si gana la izquierda les va a ir mal?
Es como un mal chiste. Es como si les estuvieran diciendo: voten por la derecha para que nosotros sigamos gozando de los privilegios de los que siempre hemos gozado. ¡Es un insulto!
¿Pero sabe qué es lo más patético? Que el egoísmo de la derecha mexicana es tan grande que siguen escribiendo esta clase de discursos, que siguen produciendo este tipo de “spots”.
¡Sí! ¡Se quedaron en el pasado! ¡En su pasado!
Y, peor tantito, con los mismos valores de producción. No están haciendo comunicación política para Hollywood. ¡Están dándole mensajes al pueblo de México!
Me imagino, por ejemplo, la cara de esos cientos de miles de mujeres que padecen cosas tan espantosas en esta nación, viendo la comunicación no verbal, el maquillaje y vestuario (a veces disfraces) de las políticas que salen en la televisión y las redes sociales.
No hay manera de verlas y de no odiarlas porque confunden empoderamiento con arrogancia, porque carecen de la más mínima humildad, porque no entienden para quién están trabajando.
Menos es más y si no me cree, acuérdese de “La rosa de Guadalupe”, un programa que podría ser carísimo y estar hecho como “Succession” pero que le habla al pueblo de México (incluyendo a los ricos y la clase media) exactamente como se tiene que hacer.
Mientras que la oposición no deje de trabajar para ella misma y para su muy reducido círculo de gente pudiente, por más que se diviertan sintiéndose “informados”, “activistas” y “valientes”, les seguirá yendo mal.
En democracia hay que trabajar para los que son más, no para los que son menos.
Y no le he dicho nada porque esto da para un libro, porque esto es un escándalo. ¿A poco no?