Como esto se va a poner muy feo, debo iniciar con tres aclaraciones.
Uno: no existe mayor aliado de los medios públicos, que yo. Revise mi trabajo. Siempre los he tomado en cuenta. Siempre. Aquí no hay ni mentiras ni cercos informativos.
Dos: amo tanto a los medios públicos que también soy parte de ellos. Los conozco, los entiendo, los gozo, los padezco.
Y tres: porque mi compromiso con los medios públicos es de verdad, no soy palero. Critico en negativo cuando hay que criticar en negativo. Mentir no ayuda. Fin de las aclaraciones.
El viernes 21 de marzo se hizo la presentación así, con estas palabras, de “un nuevo medio público”, de TV Migrante, el primer canal de televisión de todo el mundo dedicado a las y los migrantes.
No pude ir a la ceremonia porque me avisaron dos días antes, pero gracias al material que queda y que usted también puede consultar en YouTube, me enteré de todo.
¡Qué bueno que no fui! Hubiera salido peleado con mucha gente a la que quiero y admiro.
Aquello no fue la presentación de un canal de televisión, fue un evento político pero como del viejo PRI donde todo consistió en hacer promesas y en ver a un puñado de funcionarios elogiándose unos a otros.
Jamás nos dijeron en qué frecuencia íbamos a poder ver ese canal. Jamás nos presentaron a los talentos que iban a conducir los programas. Jamás nos pusieron una muestra de la programación. Jamás nada. ¡Nada!
Pero, lo peor de todo, jamás le entregaron las cámaras ni los micrófonos a los migrantes, la verdadera razón de ser de esa fiesta.
Cuando una reportera, por ejemplo, preguntó por los refugiados, la “batearon” olímpicamente.
Yo me quiero morir de la vergüenza porque, en la cúspide de la grosería, las personalidades que manejaron aquello hablaron más de Andrés Manuel López Obrador que de Claudia Sheinbaum.
No creo que se hayan equivocado de sexenio, creo que mostraron peligrosísimas fisuras hacia el interior de los medios públicos mexicanos hoy.
¿Qué es lo que siempre se debe hacer cuando se presenta algo en medios públicos?
Por el más elemental protocolo se presenta a las directoras y los directores de señales como Canal Once, Canal 22, Capital 21, TV UNAM y AprendeMX.
Aquí, no. Fue como en los sexenios neoliberales, como cuando eran “competencia”. ¡Adiós al mensaje de unidad, armonía y respeto que le había dado sentido a los medios públicos en la Cuarta Transformación!
No, pero espérese. Se pone peor. Se vivieron momentos de alta descortesía como cuando el director de Radio IPN, que estaba entre el público, tomó la palabra para señalar que ellos tenían un magnífico programa titulado “Sin fronteras” y el director de TV Migrante, en lugar de invitarlo a coproducir la versión para televisión, se quedó callado.
Y como en este negocio siempre se puede caer más bajo, nadie, absolutamente nadie, respondió la pregunta del director de Radio IPN, que iba por otro lado.
Si “batear” a una reportera es una grosería, “batear” a un directivo de medios públicos en un evento de medios públicos es una peladez. Manda el peor de los mensajes.
Qué pena, de veras, Emerson Segura, el director de TV Migrante. Nomás fue a tomarse la botellita de agua porque en ningún momento mostró el más mínimo indicio de autoridad.
El único que hablaba, que anunciaba y que prometía era Jenaro Villamil, la cabeza del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano. Parecía su evento, no el de Emerson.
Por lo mismo, fue penosísimo que Lord Molécula preguntara que por qué no le daban trabajo a periodistas como él y que el señor Segura, en lugar de contratarlo, se volviera a quedar callado.
Así no se hacen las cosas. No es profesional. Hay un punto en que hablar mal de la televisión privada sólo porque vende deja de ser un argumento a favor de los medios públicos.
La televisión nace de las necesidades de las audiencias, no de hablar mal de Donald Trump o de empresas como Univision.
¡Cuidado! Univision, Telemundo y todas las grandes cadenas hispanas de Estados Unidos podrían ser las mejores aliadas de TV Migrante.
¿Por qué partir del hecho de que son sus enemigas? ¿Por qué nacer atacándolas? ¿Por qué nacer atacándolas cuando ellas llevan décadas construyendo algo y TV Migrante no ha ofrecido ni un solo contenido?
Yo quiero saber en qué televisor van a estar viendo los migrantes la programación de ese canal mientras estén viajando de Tapachula a Tijuana, cuando los estén deportando de Texas, cuando los estén atacando los miembros del crimen organizado.
Yo quiero conocer la proyección, las métricas. ¿Cuántos millones de migrantes van a ver eso en cuánto tiempo? ¿Cuántas remesas se van a ir de donde están ahora a la Financiera para el Bienestar?
Porque ésa es otra cuestión que me hizo mucho ruido. Un alto porcentaje de ese “show” giró alrededor de lo hermosa, eficiente y perfecta que es la Financiera para el Bienestar.
¿Qué tiene que ver eso con televisión, con televisión pública? ¿TV Migrante le pertenece a la Financiera para el Bienestar? ¿La Financiera para el Bienestar los va a patrocinar?
¿Anunciar a la Financiera para el Bienestar está bien y lo que anuncian los medios privados está mal? ¿Por qué?
Como idea, desde la perspectiva política, lanzar un canal de televisión abierta para migrantes suena muy “bonito”. Pero ¿quiénes lo van a ver? ¿Qué migrantes? ¿Bajo qué condiciones? ¿Para qué?
En esa presentación, gracias a un video que sale como en el minuto 35, al mero final de las exposiciones, se dice que TV Migrante va a estar presente sólo en una veintena de ciudades de México.
¿Tanto escándalo sólo para eso? ¿Por qué esas ciudades y no otras? ¿Por qué no es nacional? ¿Qué representan esas ciudades para la migración? ¿Y Estados Unidos? ¿Por qué no lo van a poder ver en Estados Unidos?
La justificación, al parecer, es que esto es una “primera etapa”. ¡Perfecto! ¿Por qué dicen que están presentando un nuevo medio público cuando en realidad sólo están presentando un proyecto?
¿De cuántas etapas consta este proyecto? ¿A qué horas van a acabar de construirlo? ¿En cuánto tiempo TV Migrante va a poner a temblar a Las Estrellas?
No se trata de sacar un canal nomás por sacarlo. Se trata de que se vea, de que triunfe, de que guste, de que sirva. Televisión por etapas no es televisión. Hoy menos que nunca.
No sé usted, pero yo, que me dedico a esto, si no es por ese video que le acabo de mencionar, jamás me hubiera enterado de las frecuencias a través de las cuales se va a poder ver TV Migrante.
Pero salió peor porque los “numeritos” cambian dependiendo de la ciudad de la que estamos hablando y jamás nos invitaron a reprogramar los canales de nuestros televisores para poder verlo.
Mal. Todo mal. ¿O usted qué opina? ¿A usted sí le encantó TV Migrante? ¿Usted sí entendió? ¿Usted va a dejar de ver todo lo que está viendo para amarrarse a su programación? ¿Usted cree que la vida de las y de los migrantes cambie a partir de este anuncio?
Yo no. Tengo miedo. Estoy preocupado.