El seguro del bienestar

Ciudad de México /

Imagen reversible. ¿Se acuerda? De niños nos encantaban. En un mismo dibujo uno veía a una joven de perfil, mientras otros juraban que era una anciana encorvada. Uno, obstinado, miraba y miraba intentando encontrar a la vieja escondida, hasta que de pronto —¡chas!— como si un mago tronara los dedos, algo se nos acomodaba en el cerebro y en la mirada. Se sentía literalmente que uno entraba en la imagen y, de un instante a otro, ahí estaba la anciana encorvada. Una vez vista, ya nunca se podía dejar de ver. Lo que era invisible se tornaba inevitable.

Así la gráfica del índice de homicidios dolosos que presentó nuestra Presidenta la semana pasada. Reversible, ambivalente. Un truco óptico de datos. Haga conmigo el ejercicio de mirar sin parpadear para que la imagen confiese lo que oculta.

Vea a la Presidenta en la mañanera frente a su pantalla acompañada de una tenue sonrisa como quien ya decidió cuál será el titular de mañana. A sus espaldas, una gráfica descendente con un -37% grueso grande para resaltar el índice de descenso en homicidios dolosos. Sostenga la mirada un poco más y llegará el —¡chas!—, la gráfica le mostrará la otra cara.

En junio pasado la misma Presidenta aceptó que hay un delito a la alza que no han podido contener: la extorsión. El cambio en nuestro ecosistema delincuencial es tan grande y estructural que los especialistas coinciden: ya no se trata de una Guerra Contra el Narco como la que Calderón enfrentó, esta debería ser nombrada: una Guerra Contra la Extorsión. Para los delincuentes hoy resulta más rentable y menos peligroso dedicarse a cobrar derecho de piso a los limoneros, aguacateros o a cualquier otro productor, que al trasiego de drogas. El crimen aprendió a modernizarse antes que el Estado.

Y ahí está la clave. La gráfica no muestra la baja en homicidios, muestra a los no-muertos … todavía.  Esos que están pagando un seguro de vida criminal en donde la cifra negra según el INEGI es de 97 por ciento, es decir, menos del 3 por ciento de las personas denuncia. El negocio hoy es no matar. Con lo cual, el verdadero Seguro del Bienestar no está en ningún programa social, sino en la cuota que se paga para seguir vivo.

No pare de ver la gráfica. En 2006, Michoacán fue el primer estado en entrar en la Guerra Contra el Narco. En 2025, primero mataron al productor limonero Bernardo Bravo y después al alcalde Carlos Manzo. Va más allá de las drogas. Los peritos deberían saberlo: la bala que los mató era vieja, estaba esperando en la pistola que les apuntaba en la sien. Esta es otra guerra, es la Guerra Contra las Aseguradoras Criminales y, hasta ahora, lo que hemos logrado es que les pongan la pistola en la cabeza pero no disparen. No es que haya bajado la violencia, subió la tarifa. Menos homicidios no significan más paz, sino más clientes. Una guerra distinta. ¿Funcionará el mismo plan? Quizá no solo se trata de atender las causas sino de atajar las cuotas. Pensar en que los niños al principio no son sicarios sino simples cobradores.

—¡Chas— ¿ya lo vio?  No son solo menos homicidios, son más no-muertos… todavía. 

Ahora lo ve. Nuestra Presidenta no presumió la baja de homicidios sino el buen comportamiento de los pagadores. Lo que pasa es que la gráfica está al revés. A veces el gobierno también.


  • Ana María Olabuenaga
  • Maestra en Comunicación con Mención Honorífica por la Universidad Iberoamericana y cuenta con estudios en Letras e Historia Política de México por el ITAM. Autora del libro “Linchamientos Digitales”. Actualmente cursa el Doctorado en la Universidad Iberoamericana con un seguimiento a su investigación de Maestría. / Escribe todos los lunes su columna Bala de terciopelo
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