Los 35 millones de votos no dijeron eso

Ciudad de México /

Siempre me pareció engañosa y hasta soberbia la frase después de la elección repetida hasta la vuelta de la página y del estómago: “Nos lo mandató el pueblo”. ¿Qué clase de mantra es ese en el que uno se escuda para hacer lo que le dé la gana? Hoy lo confirmo: no es verdad. Mienten. No es que importe, no por eso van a cambiar o moderarse, no tienen por qué. Solo que se ha evidenciado que esos 35 millones de votos decían otra cosa.

No soy solo yo la que se ha dado cuenta, lo malo es que, a sabiendas de ello, la pregunta es la misma de hace seis años: ¿Y ahora qué hacemos? Inútil retractarse. ¿Cómo sacar ahora los votos de las urnas? ¿Recuerda las alcancías de barro simulando un cochinito con la ranura a mitad del lomo? Imposible sacar de ahí un peso si era urgente o necesario. ¿Y un billete? Impensable. Ahora imagine que ese billete es un voto. Ni con un pasador sale. Volteando al cerdito de cabeza, mirando a contraluz por la ranura. Imposible sacar el billete y mucho menos el voto. Ahí se queda para siempre. Hasta que un martillo les dé en la cabeza o los jugos gástricos de la panza del cerdo o la panza de la urna termine por quemar y disolver cada uno de esos votos.

Insisto, no soy la única que se ha dado cuenta. Ahí están los más inteligentes y respetados defensores y analistas de la 4T. Desilusionados, preocupados por lo que se hizo y por lo que viene. Rechazando la forma en que se aprobó la reforma judicial y cuestionando el proyecto por lo mal diseñado y contradictorio. Dice el Presidente que promueve la participación de los jóvenes abogados y ni una sola propuesta de los jóvenes que marcharon se leyó. Dice que es para promover una mejor forma de hacer justicia y se aprobó de la manera más ilegal y vergonzosa que existe. Vendiendo protección, escondiendo carpetas de investigación, siendo cómplices. No, no fue un simple senador comprado. Cada senador significa cientos de miles de votantes, de personas representadas. Pueblo burlado. ¿Así no era antes? No. Ahora la famosa investidura se llenó de mierda y nos tratan de hacer creer que ni siquiera huele.

Esos 35 millones de votos no les dieron el mandato de mentir, de robar y de traicionar. Según ellos mismos esos votos decían precisamente lo contrario.¿Recuerdan? Esos 35 millones de votos no decían que en política había que lograr un “equilibrio entre eficacia y principios”, como recién aseguró el Presidente. Esos 35 millones de votos no esperaban una declaración tan insensible y oscura. Esos 35 millones de votos no sabían que su voto tenía un “depende” ni letras chiquitas sobre los valores y el respeto.

Qué tristeza ver tan pronto las contradicciones de lo votado, pero más tristeza dan los menos listos. Los que no quieren ver, los que ponen en riesgo su prestigio al seguir defendiendo a los políticos como si fueran sus padres o sus novios.

Sería mejor desilusionarnos todos de una vez y pelear porque no mientan, no roben, no traicionen y hagan las cosas bien. Como siempre debió ser. Las personas que caminamos por la banqueta debemos entender que ellos y nosotros no somos iguales. Ellos son políticos, nosotros no. Ellos buscan el poder a toda costa.

Recordemos el grito original de Independencia.

¡Abajo el mal gobierno!

¡Viva México!

  • Ana María Olabuenaga
  • Maestra en Comunicación con Mención Honorífica por la Universidad Iberoamericana y cuenta con estudios en Letras e Historia Política de México por el ITAM. Autora del libro “Linchamientos Digitales”. Actualmente cursa el Doctorado en la Universidad Iberoamericana con un seguimiento a su investigación de Maestría. / Escribe todos los lunes su columna Bala de terciopelo
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