Como se lee políticamente, la reconciliación de Ricardo Monreal y el presidente Andrés Manuel López Obrador después de dos años, permitirá que el senador con licencia sea el único morenista que participe en dos procesos electorales.
Por una parte, en la designación del candidato o candidata a la Presidencia de la República, en donde estoy cierto, Ricardo sabe bien que sus posibilidades son muy remotas, no así a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
No sabemos a qué acuerdos haya llegado con el Presidente, pues no soy pitoniso para adivinar el porvenir, pero sí podemos interpretar que al senador zacatecano se le están dando todas las condiciones para encabezar la coalición de Morena en la megalópolis.
No es fortuito que a la joven Luisa María Alcaide se le haya designado secretaria de Gobernación, a quien se le llegó a mencionar en algún momento como posible candidata a la CdMx, lo mismo que a Rosa Icela Rodríguez, actual secretaria de Seguridad Pública federal, quien, ya dijo, acompañará a AMLO hasta el fin de su mandato.
Tampoco es casualidad que Martí Batres se haya quedado a concluir el mandato de la doctora Claudia Sheinbaum, lo cual le impide participar en el siguiente proceso electoral.
Por lo que toca a Omar García Harfuch, más allá de que nunca ha estado en el ánimo del Presidente, éste ya expresó su determinación de acompañar a su jefa en caso de ser la elegida a la Presidencia de la República.
La Ciudad de México, hay quienes dicen, puede ser la manzana envenenada para Ricardo Monreal, pues la presencia de la oposición es innegable. Sin embargo, Monreal parece ser el candidato perfecto, pues su habilidad y su capacidad de reconciliación le permitirían no solo caminar con actores de su partido, sino también con otras fuerzas políticas que lo ven con simpatía, incluido el Movimiento Ciudadano (MC), partido que, si no se suma a esa alianza, al menos tras bambalinas operaría a su favor.
¿Qué decir de priistas y perredistas?, donde ha sembrado muchos amigos con el paso de los años.
No se debe de perder de vista que Monreal y AMLO han sido aliados políticos durante muchos años. Ambos comparten una visión de izquierda, así como los planteamientos de la 4T.
A Monreal lo conozco de manera personal, con quien he sostenido largas conversaciones a través de los años en los que hemos sido legisladores, y desde mi responsabilidad como gobernador.
Hay una frase de Ricardo que lo describe muy bien: “puedo ser el aspirante más prudente, más ecuánime, y más racional en Morena”, que el senador le declaró a Joaquín López-Dóriga en su espacio de radio. Y lo ha demostrado, al aguantar a pie firme la incertidumbre y los tiempos difíciles. Cuando más de uno esperaba que desertara de Morena, Monreal optó por preservar la unidad.
Como en política todo es posible, si se alinean circunstancias y voluntades, me parece que en esta ocasión Ricardo cumplirá su sueño de gobernar la Ciudad de México.
Si Ricardo Monreal Ávila decide postularse para ser jefe de Gobierno, sus posibilidades de triunfo serán reales; sin embargo, dependerá mucho de quién resulte nominado o nominada por el Frente Amplio Opositor que integran PRI, PAN y PRD, y de la definición final de Movimiento Ciudadano.
La Ciudad de México enfrenta una serie de desafíos y problemas como sobrepoblación, contaminación del aire y calidad del medio ambiente, inseguridad y violencia, desigualdad socioeconómica, desafíos de movilidad, vivienda y crecimiento urbano, problemas de agua y suministro. Y requiere ser conducida por alguien experimentado.
Monreal parece pues, estar destinado esta vez a repetir la historia de Cuauhtémoc Cárdenas, quien vino de Michoacán a gobernar la Ciudad de México. Hoy, un zacatecano lo haría.