El documental mexicano El eco de Tatiana Huezo se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Berlín en febrero del 2023. La reacción del público y las elogiosas reseñas reflejaron la admiración por la maestría de la realizadora de integrar el registro documental de la vida diaria en una comunidad rural de México con la formulación de profundas preguntas sobre el ciclo de vida y muerte, la relación entre juego y trabajo y la percepción infantil durante el proceso de crecimiento. En una entrevista publicada por el IMCINE Tatiana Huezo comentó que realizó el filme después de varias estancias en la sierra de Puebla. En la pequeña comunidad El Eco, a 3000 metros sobre el nivel del mar y a 25 kilómetros del Pueblo Mágico poblano Chignahuapan, la realizadora encontró el paisaje, la luz y los niños con los que creó una película impactante. La producción del filme contó, aparte del mexicano, con el apoyo del canal de televisión franco-alemán Arte y la televisión alemana ZDF.
Tatiana Huezo, nacida en San Salvador y afincada en CdMx, se identifica con temas y problemas sociales de San Salvador y México. Con sus documentales El lugar más pequeño (2011), La tempestad (2015) y la ficción Noche de fuego (2021), abordó la violencia criminal que acecha -y destruye- comunidades y pueblos y transforma la vida de niños y mujeres. En El Eco profundiza la observación con describir el día a día de las actividades de una familia cuyo padre está ausente ya que “trabaja en la ciudad”. El filme se centra en la naturaleza, la percepción y las actividades de los niños y adolescentes, al mismo tiempo que construye una estructura y progresión dramática que capta la emoción. Al observar a la naturaleza, los personajes y su desarrollo a lo largo de un año, muestra el paso del tiempo, el cambio de estaciones, los trabajos del campo, el ciclo escolar y los rituales familiares y comunitarios.
Con maestría narrativa y estética – la cinefotografía es de Ernesto Pardo – la película arma el retrato de una familia campesina compuesta por la abuela, la madre y los hijos. Como película coral los sucesos se tejen con la observación de los trabajos en casa y campo, los juegos, el aprendizaje y la convivencia entre humanos y animales. Hasta el perro ayuda en las tareas ya que, protegido por un bozal, mantiene unida la manada de borregos. La hija mayor Montse cubre un rol especialmente importante ya que atiende a la abuela, apoya a la madre en la casa y el campo y se prepara para participar en una carrera de caballos.
Muy emotivas son las escenas en las que vemos a los niños aprender y enseñar. Los de secundaria les explican el origen del sonido y los viajes a la luna a los pequeños. Al terminar la primaria algunos no podrán seguir estudiando ya que la familia los necesita para ayudar en los trabajos de casa y campo. La pobreza y el aislamiento provocan problemas: La madre está agotada de llevar sola las riendas de la familia, los campesinos salen al bosque para cuidarlo de los talamontes y algunos jóvenes deciden partir. El filme cierra con la canción “Si tú serás el viento, si tú serás la luz”, mientras un coche se aleja de El Eco por un camino de terracería.