En nuestro México de hace ya algunos años, el pregonar de los vendedores de manera ocurrente y creativa anunciaban sus productos y lograban atraer a su clientela ofreciendo múltiples bienes con más cualidades de los que realmente poseían, entre ellos los asociados a la venta de alimentos, y plantas medicinales.
En todos los pregones era muy representativo y también particular un sonido musical, o un canto callejero que a veces, a modo de poesía, los vendedores expresaban como lo que actualmente se considera una estrategia de marketing.
En la bibliografía se encuentran interesantes referencias del concepto en el que al vendedor ambulante se le tenía en la Europa del siglo XVI y XVII, considerándole “al margen de la sociedad, incivilizado y embaucador” Del Campo (2018) aunque estos vendedores tan despreciados eran fundamentales para hacer llegar los productos al consumidor, ante lejanía de los mercados o su ausencia en las zonas habitadas.
En la época prehispánica los pregones existían como una manera de comunicar a la población eventos o actividades de relevancia, y con el tiempo, ya en la entonces nueva España y la colonia, tomaron mucha presencia los vendedores ambulantes que rescataban en su pregón la descripción de su producto salpicado de creatividad, humor y crítica.
Los pregones se consideran en México una expresión artística de importancia social que transmite la identidad y folclore de la región, y que además es reflejo de la gran biodiversidad que nuestro país posee produciendo diferentes tipos de recursos que se anuncian para la alimentación y la salud.
Los pregones, sumados a sonidos, traen a la memoria recuerdos y emociones como el que despertaba el tintineo de las campanillas que anunciaban la llegada de los helados, o el musical sonido que el afilador de cuchillos utilizaba, también el armónico ruido que hace el vapor que se libera al cocer los camotes y plátanos y ni qué decir del pregón que anuncia los tamales en horarios estratégicos, o como el anuncio de tierra para las macetas.
Estudios realizados sobre los “Pregones y Expresiones Sonoras” de Liliana Jamaica, de la ENAH, muestra que las expresiones sonoras de los pregones tienen funciones sociales, religiosas, económicas, políticas, y además relatan las costumbres y uso del recurso natural en la cotidianeidad, aunque hay muchos que, como los de los chichicuilotes, ya no se escuchan.