En México existen de acuerdo con cifras del INEGI (2020) 18.9 millones de niñas y adolescentes menores de 18 años, dato para reflexionar y actuar, pues en esta cifra hay 1.3 millones de niñas y adolescentes de 5 a 17 años que realizan trabajo infantil, y muchas carecen de la habilidad de lectoescritura.
Detrás de estos datos hay referencias de corte social, familiar, cultural, etc., que acentúan la inequidad en las niñas.
El 11 de octubre la ONU estableció el Dia Internacional de la Niña iniciando en 2012, aunque sus derechos se mencionan por vez primera en la declaración de Beijing en 1995
Han pasado escasamente 12 años que las niñas se visibilizaron a nivel mundial considerando su derecho a una vida segura, con educación y salud, para que sean felices y disfruten con seguridad su presente infantil y construyan su futuro en equidad.
Las niñas actualmente requieren prepararse para un mundo laboral dinámico y cambiante, de múltiples retos para la creatividad y la innovación, el alcanzarlos implica el necesario conocimiento, la certeza de la capacidad personal, así como la autoestima.
Bajo el lema “Visión del futuro de las niñas y adolescentes” se convocó en este año para pasar de los buenos propósitos y deseos, a la toma de medidas necesarias para construir el mundo feliz que las infancias merecen.
En este proceso formativo destacan las emociones, presentes desde el nacimiento y que conocemos que anulan o promueven la autoestima de las niñas,siendo en el ámbito familiar donde se establecen los primeros e importantes vínculos.
En este sentido es necesario que se considere como parte de la reflexión en el día conmemorativo, el desarrollo de las competencias emocionales de las niñas y el establecimiento de políticas públicas que promuevan el desarrollo saludable e integral de esta población. ¿Qué hace felices a las niñas y niños? De acuerdo con el Primer Ejercicio de Participación Ciudadana por la Primera Infancia en el 2019, el resultado indicó el camino a seguir cuando niños y niñas reportaron que su felicidad está en los juegos y la unión familiar.
Referencia que convoca a fortalecer los lazos familiares y el fomento de los valores, que lleven a evitar la violencia y promover, tanto el respeto a los derechos humanos, como la empatía y la autoestima.
La fortaleza de nuestras niñas inicia y se consolida en un entorno familiar en armonía.