Maternidad animal

Estado de México /

La calidad de vida se ha mejorado gracias a los avances de la ciencia y la tecnología. Disfrutamos de múltiples recursos que facilitan la vida, ahorran tiempo, esfuerzo y procuran mayor comodidad e incluso un mejor desplazamiento.

Si este escenario lo trasladamos a la infraestructura que, para su atención amerita un pequeño ser humano por parte de sus madres, la tecnología y la infraestructura, resulta algo muy valioso.

Algo que reflexionar en este Día de las Madres, es cómo han cambiado los obsequios que pasaron de planchas, licuadoras, y flores a zapatos, chocolates, flores, refrigeradores y regalos electrónicos.

Ampliando el escenario pensemos en este día cómo se las arreglan las madres del resto de la biodiversidad que pasan buenos trabajos sin apoyos adicionales para cuidar y hacer crecer a sus crías

Existen diversas referencias que llevan a considerar si estos trabajos son por sobrevivencia, amor materno o ambas.

Como ejemplo, algunas especies son cargadoras natas, ya que literalmente llevan a cuestas a sus hijos, algo que sería imposible para los humanos pues se trata de  cientos de pequeñas crías en el dorso como lo realiza la araña lobo, o el sapo hembra de Surinam, que carga los huevecillos en su dorso hasta que eclosionan para protegerlos de los predadores, también los peces cíclidos de los lagos de África cuidan celosamente a sus hijos dentro de su hocico y, mientras no eclosionen, esta abnegada madre acuática no come.

Los marsupiales como canguros y el mexicanísimo tlacuache cargan a sus crías en una bolsa en su cuerpo, llamado marsupio, ahí los pequeños se alimentan y se encuentran resguardados hasta que nacen.

El pulpo hembra es una madre abnegada que abanica día y noche a sus casi 200,000 huevos durante 40 días siendo común que mueran agotadas.

Existen muchas referencias que manifiestan amor, sobrevivencia, apego, incluso los estudios que demuestran que crías acicaladas por sus madres crecen más tranquilas y menos estresadas.

Los biólogos Grosso y Craig mencionan que la expresión afectuosa de la biodiversidad materna no se relaciona con afectos, pues para ellos es supervivencia de las crías y de la especie, algunos etólogos sí lo consideran una especial sensibilidad, sin embargo, estudiar y conocer estas relaciones permite apreciar y valorar la conducta animal y trasladar estos afectos a los necesarios lazos familiares que las madres construyen. 


  • Arlette López
  • Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM
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