Regresar a casa al anochecer en zonas urbanas, es una situación en ocasiones estresante por el tráfico, la inseguridad, y si sumamos el cansancio de la jornada se complica más, llegar pronto a casa y no salir al menos un tiempo es un buen deseo.
Pero resulta que hay otros seres vivos además de perros y gatos con los que compartimos nuestras zonas urbanas, que esperan la noche para salir de sus guaridas y disfrutar el espacio que les brinda la obscuridad.
Algunos, ya hacen de las áreas urbanas su propio espacio de vida causando en ocasiones temor o despertando molestias.
La realidad es que los humanos invadimos sus originales lugares destruyendo sus hábitats por el desarrollo urbano, es entonces cuando los llamados animales silvestres migran a las ciudades adaptándose para sobrevivir al ecosistema urbano.
Si observamos, podemos encontrar una rica diversidad de flora y fauna que cubre sus ciclos en los parques y jardines y en los pequeños resquicios donde pueden resguardarse o hacer sus nidos.
Una fauna que nos place son las aves, sus colores y cantos recuerdan el entorno natural que nos rodea y que escasamente disfrutamos, de acuerdo con datos de CONABIO existen en la ciudad de México 386 especies de aves que enriquecen con su presencia la intensa ciudad en que vivimos.
Otras especies pero que causan temor y sobrevuelan las ciudades son los murciélagos, únicos mamíferos que se desplazan en el aire, que poco procuramos ni reconocemos su importancia ecológica, al contrario, se les teme por las múltiples representaciones y asociaciones con historias de terror y falsas creencias entre ellas que todos se alimentan de sangre
Los búhos son otros visitantes, aliados importantes en el control de plagas y equilibrio ecológico están incrementando su presencia en las áreas verdes urbanas. Son aves del orden Stigiformes caracterizándose por su visión binocular, excelente oído y plumas adaptadas para volar en silencio, adaptaciones que los convierte en un magnífico cazador de roedores
Otro visitante nocturno el “casi gato” Cacomixtle de mirada tierna y cola anillada que ha encontrado un nicho en las ciudades y come hasta pizzas.
Estas especies y muchas otras que han dicho un “ya ni modo” a la invasión humana que hicimos a sus espacios, ahora sobreviven y conviven en lo que les dejamos. Hay que cuidarlos y respetarlos pues finalmente estamos invadiendo sus casas.