Al mismo tiempo que los millennials ridiculizan en redes sociales a las generaciones más adultas por su falta de pericia en el manejo de la tecnología así como por no entender algunos códigos con los que se comunican en diversas plataformas digitales, se dan cuenta que también están envejeciendo; un golpe a la salud mental de ida y vuelta.
Un estudio de la Universidad de Singapur reveló que de manera inconsciente, se recurre a la práctica del edadismo en TikTok para discriminar, por medio de las etiquetas #OkBoomer #Boomer, a las personas nacidas entre 1949 y 1968.
Se analizaron mil videos que contenían el hashtag y se determinó que por medio de la sátira se descalificaba y se generaban estereotipos negativos, lo anterior más que incentivar la inclusión amplía la brecha generacional y el rechazo de las personas más adultas para consumir los contenidos que consideran agresivos.
Un meme que circula en la red social revela que el humor también es influenciado por la interpretación de lo digital y la perspectiva del interlocutor.
Yo: mira este meme está chistoso; mi mamá: ¿quién es esa persona?; yo: no sé mamá, solo es un meme; mi mamá: ¿estás hablando con extraños?; yo: no, solo es un meme; mi mamá: ¡no quiero que estés hablando con extraños!
En el proceso de edadismo, los millennials caen en su realidad y reconocen que la Generación Z ya ha modificado sus hábitos de consumo y los códigos con los que comunican y los ha dejado atrás.
TikTok ya había estado en el centro de la discusión por la afectación a la salud mental de las personas cuando puso a disposición de su audiencia el filtro Bold Glamour, el cual, por medio de Inteligencia Artificial, mejora los rasgos del rostro de las personas con una perfección tal que al regresar a la realidad, los usuarios caían en depresión.
En aquella ocasión, se le acusó de afectar la autoestima de las personas y provocar ansiedad.
El análisis sobre las prácticas que excluyen y causan daño psicológico debe seguir formando parte del debate ético en las redes.