El pasado 3 de diciembre la doctora Claudia Sheinbaum encabezó un encuentro con amplios sectores de la sociedad en el que presentó los “Diálogos por y para la Transformación”, y dio a conocer a quienes seremos responsables de coordinar los esfuerzos para consolidar su programa de gobierno hacia el 2024.
Los diálogos buscan detonar un amplio debate nacional para enriquecer, con diversas perspectivas, el proyecto de nación que encabeza Claudia Sheinbaum. Un debate participativo, incluyente y plural, en el que el intercambio de experiencias permita construir una propuesta programática fundada en la justicia social y los derechos humanos.
Con ese propósito, la precandidata conformó un equipo plural de personas con profunda experiencia, capacidad y talento, provenientes de distintos ámbitos de la vida pública como la ciencia, las artes, el servicio público, la diplomacia, la lucha social y la política. Aunque quienes integramos este equipo tengamos distintos puntos de vista, nos une la convicción de que un país más justo e igualitario es posible.
En las próximas semanas trabajaremos arduamente para organizar una serie de foros abiertos a la sociedad, en los que se discutan con libertad los grandes problemas nacionales.
Los trabajos que realizaremos tendrán como punto de partida el humanismo mexicano. Una nueva visión de gobernanza que, sin prescindir del sistema de libre mercado, apuesta por un Estado de bienestar que garantice la justicia social, la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible. Un gobierno austero, transparente y eficiente, que destine los ahorros a la inversión en programas sociales y el desarrollo regional, sobre todo de los sectores más pobres y marginados de nuestra sociedad. Con inversión pública, empleos y salarios dignos, soberanía alimentaria y energética, y sustentabilidad. Un Estado igualitario, en el que combatir la corrupción, la pobreza y la discriminación es una prioridad.
Lo anterior pasa necesariamente por impulsar una reforma profunda a nuestro sistema de justicia. No se trata solamente de una reforma judicial, sino de una reingeniería de las instituciones de justicia, que permita dignificar y fortalecer sus eslabones más importantes con un enfoque social, democrático y de derechos humanos. Se trata de garantizar que tanto la procuración como la impartición de justicia se realicen en forma digna, independiente, profesional y cercana a la gente; lejos de los intereses económicos y corporativos que por mucho tiempo han capturado su función.
Atravesamos un momento propicio para impulsar este gran proyecto de cambio, y así responder efectivamente a los reclamos de millones de mexicanas y mexicanos. Pero para lograrlo, es indispensable integrar la visión de los mejores perfiles con un amplio abanico de opiniones y propuestas emanadas de la sociedad. Con apertura y disposición a conciliar. Por tal motivo, los diálogos buscan nutrirse de una pluralidad de voces. Solo así podremos consolidar un programa de gobierno democrático, capaz de cimentar el rumbo emprendido en 2018.
Ante todo, los diálogos serán un ejercicio democrático ejemplar. En un momento en el que muchos buscan dividir, confrontar y deteriorar la calidad del debate público, los diálogos son una muestra de que se pueden hacer las cosas de un modo distinto. De que hacer política no es aferrarnos a nuestra forma de ver el mundo, ni denostar a los demás, sino estar dispuestos a escuchar con generosidad y construir en unidad. De que la democracia no es confrontación, sino hallar puntos de encuentro en nuestras diferencias, con el propósito de forjar un futuro compartido.
Agradezco la oportunidad que me brinda la doctora Sheinbaum de contribuir a este importante ejercicio deliberativo. Trabajaré intensamente para que los diálogos cumplan su propósito a cabalidad. Juntas y juntos, cimentaremos el segundo piso de la transformación. Vamos por un país en el que la igualdad y la dignidad se hagan costumbre. No hay tiempo que perder.