Alimentando a la razón

Estado de México /

En tiempos donde todo alimento esta enriquecido, adicionado, vitaminado, deslactosado, complementado, etcétera, es importante saber que no todo lo nutricional viene en bolsita, envase o con prescripción médica. Básicamente todos los nutrientes requeridos para nuestro organismo provienen de los alimentos en su forma natural, desde animales hasta vegetales. Especialmente, esta ocasión, abordaremos aquellos que en cierta medida son ideales para el buen funcionamiento de nuestro cerebro, aquellos que nos auxiliarán a no olvidar alguna cita o reunión, evitarán dolores de cabeza y que mejorarán nuestro sistema cognitivo.

Comenzaremos con pescados azules, entendiendo “azules” por la coloración externa, o sea su piel; la carne de estos animales acuáticos contiene una importante cantidad de Omega 3, un ácido graso benéfico para prevenir problemas cardiovasculares, y que actúa en el cerebro disminuyendo depresión, demencia senil y deterioro mental. Ejemplos de este tipo de peces tenemos: atún, salmón, sardina, trucha, arenque y pez espada. Pasando a otro ejemplo nos encontramos con las nueces, considerado como un alimento muy completo para el cerebro, contiene lecitina, auxiliar en trabajos de tipo cognitivo y de memoria. Mientras que, en otra de sus virtudes, encontramos que contiene fósforo y vitaminas del complejo B, juntos ayudan al cuerpo en la producción de la molécula ATB, la cual almacena energía y, por último, favorece al corazón en la eliminación de grasa.

El chocolate lo podemos ubicar como un comestible que nutren al cerebro, pero en este caso actuando como estimulante. Sus compuestos sirven para relajarlo y darle una sensación placentera, entre ellos la anadamida, las metilxatinas y las epicatequinas, siendo esta última preventiva en derrame cerebral. En otro caso presentamos al té verde, rico en antioxidantes como: niacina, ácido fólico, flúor, manganeso, teobromina y flavonoides; estudios recientes descubrieron que esta infusión incrementa la conexión entre el parietal del cerebro y la corteza frontal, dando por resultado una mejora en las funciones cognitivas. Y finalmente el agua, la buena hidratación permite el mejor flujo de los impulsos eléctricos producidos durante los procesos del cerebro, además de que este órgano está compuesto por 90% del mismo líquido vital.

Sobra decir que todos los ejemplos aquí descritos dan mejor resultados si se consumen de forma natural, evitando lo mejor posible adquirir aquellos que han tenido un proceso industrializado, no por considerarlos dañinos en su totalidad, sino que está comprobado que dan mejor resultado, recordemos que entre mayor manipulación de estos se llega a perder su efectividad, además de que la aplicación de conservadores llega a alterar su química, mas no su sabor. 


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