Un grupo de personas se encuentran en un salón, reunidos todos en torno a una mesa. Sobre de esta se encuentran diez juegos de cinco vasos de plástico llenos hasta la mitad de un líquido oscuro. De forma súbita, un individuo sale de una habitación y comienza a dar una explicación. “A continuación degustarán el líquido de los cinco vasos frente a ustedes, entre una prueba y otra colocarás sus impresiones de esta en los siguientes formatos. Una vez probados todos y llenados los formularios síganme al siguiente salón”. Las indicaciones dejan perplejos a los asistentes, ellos aún no saben de que trata. Todos parecen nerviosos, sin embargo, parecen disfrutar cada sorbo, sin saber que su paladar está siendo evaluado.
Dentro del quehacer gastronómico, el llevar a cabo pruebas de menús y degustaciones, son actividades cotidianas. Por medio de estas se puede verificar, corregir y perfeccionar las técnicas, combinaciones y emplatados para un restaurante, un producto industrializado o hasta una sesión fotográfica para alguna campaña publicitaria. Para poder confeccionar una preparación con base en lo que se quiere ofrecer, el análisis sensorial es pieza clave. Por medio de esta sapiencia se logra validar que las propuestas culinarias sean del agrado del comensal, se alcance el impacto deseado o, incluso, se obtengan datos estadísticos para clasificar aroma, sabor, color, etc.
Es aquí donde aparece una técnica bastante interesante, la CATA (Chek all taht apply), hace referencia a valorar todas aquellas características que, para el comensal, definan a un alimento o bebida. Por medio de una hoja de registro, se enlistan diversas palabras relacionadas con los alimentos, por ejemplo: rico, saludable, ácido, amargo, delicioso, desagradable, etcétera; es así como, al termino del análisis de los resultados, es posible conocer como es que se puede percibir un alimento o bebida.
Es probable que el término CATA nos sea familiar por su relación con los vinos, licores y cervezas, en algunos restaurantes o bares es común participar en catas de vinos, donde se haga un balance o diferenciación en cuanto a uvas, años de producción, añejamiento, entre otros. Sin embargo, estas actividades, cuando son para todo público, son solo lúdicas, recreativas o de difusión. De hecho, según la RAE, la palabra cata significa Acción y efecto de catar o Porción de algo que se prueba, lo que nos permite asociarlo con la comida o bebida. Aunque, en comparación con el instrumento explicado en el párrafo anterior, no tiene una asociación directa. En lo que sí hay relación es en la interacción con los sentidos, donde, a través de la degustación, se pueden apreciar aquellos aspectos que probablemente poco o nada reparamos al momento de comer o beber de manera rutinaria.