Del absurdo al realismo, el teatro siempre ha sido vanguardia para discernir la vida. Por ejemplo, Fernando Arrabal con Pic-Nic que, siempre que existan guerras, estará en la cartelera por los desastres en Medio Oriente de Israel contra Palestina. O Antón Chéjov con La gaviota y las destructivas relaciones familiares que quiebran a seres que no crecieron para enfrentar un mundo hostil.
Invaluable ver bailar en tutú y zapatillas de ballet al actor Alberto Estrella, un soldado que se evade de la realidad y prefiere danzar de puntitas en el escenario. Gran momento de Pic-Nic, dirigida por la legendaria Marta Luna. O la actuación de Margarita Sánz, la Arkádina en La gaviota, dirigida y adaptada por la rebeldía que le sale natural a Cristian Magaloni. En la misma pieza de Chéjov aparece otra actriz que va a ser derrotada por la crueldad del escritor, que aprovecha la juventud de una niña que termina infeliz, fracasada y deshecha. Como escribe Natalia Ginzburg en la biografía del dramaturgo ruso: “Sin futuro, con el recuerdo del niño muerto: como la gaviota a la que mataron de un tiro”.
En el absurdo de Arrabal, la familia del soldado Alberto Estrella lo visita para pasar un día de campo en plena batalla contra el enemigo. En el realismo de Chéjov, en adaptación contemporánea de Magaloni junto con Roberto Beck, la familia destroza a los débiles. El arte no se lleva con la vida, al parecer. Chéjov no inventó esos personajes: salieron de su observación como dramaturgo. Chéjov devorado por la propia vida… O Arrabal, un autor de 91 años frente a una España aún monárquica que le ha negado el Cervantes de Literatura por escribir contra Francisco Franco.
Dos expresiones teatrales para entender el mundo. Marta Luna dirige a la manera clásica. Sin alterar el texto de Arrabal, logra un trabajo solvente, donde Alberto Estrella y David Hevia llegan al máximo. Magaloni prefiere romper el convencionalismo para darnos una versión refrescante –aunque faltaron actores con proyección de voz, inaudibles en un teatro pequeño. No se vale porque se pierde la espléndida propuesta escénica. Así, brillan la actriz Margarita Sánz y Boris Schoemann.
Absurdo en El Círculo Teatral, y en el Foro Lucerna, realismo. ¡Vamos!