Dos son los economistas que más impacto han tenido la historia moderna: John M. Keynes y Frederick Hayek. De sus ideas han surgido instituciones y reglas que definen buena parte de nuestro día a día: desde la estructura de un gobierno, la organización de un sistema educativo, hasta la donación -o no- de órganos.
El mítico antagonismo de estos dos personajes lo plasma Nicholas Wapshott en su libro “Keynes y Hayek: el choque que definió la economía moderna”.
Keynes siempre argumentó, con fervor, en pro de la intervención gubernamental para generar bienestar económico y social, a través de un mayor gasto público. Es uno de los héroes de la izquierda progresista, que fundamenta el “estado de bienestar”. Hayek, por su parte, fue el gran defensor del estado mínimo, corrector de “fallas de mercado”, mas no generador de desarrollo. Impulsor de políticas de austeridades, junto con Milton Friedman, uno de los padres del vilipendiado neoliberalismo.
A propósito de esta pugna intelectual histórica, en México la evidencia muestra una contradicción: aun con un gobierno de izquierda, la actual política pública en materia de educación superior, ciencia y tecnología se alinea más con las ideas neoliberales de Hayek, que con las progresistas de Keynes.
Se ha reducido el gasto público, desaparecido los fondos extraordinarios para las universidades y los fideicomisos para la ciencia. Hoy, la inversión por alumno en universidades públicas es la más baja en 24 años (63 mil pesos por estudiante, versus 103 mil de 2000 a 2006).
El saldo es negativo: la matrícula está estancada (43% de jóvenes en edad de estudiar), las universidades públicas en franco proceso de precarización, y en México apenas 27% de los adultos de 25 a 34 años tiene un grado universitario (Chile, 41%; Corea, 70%; OCDE, 47%).
Para lograr 55% de cobertura en los próximos seis años, hacer efectiva la promesa de la educación superior como derecho humano y, en los hechos, colocar a la ciencia como palanca de desarrollo incluyente, el próximo gobierno debe abandonar los postulados de Hayek (Milei ya los implementa en Argentina) y abrazar a Keynes. Más inversión y confianza en la universidad.