Hoy las amenazas son distintas. Como señaló el presidente de la FIL, Trinidad Padilla López, la censura ya no se presenta con rostro autoritario

Recuperar la escuela y la universidad como santuarios de la atención profunda es el desafío del Siglo. No se trata de oponerse a los dispositivos digitales, sino de repensar el aula como espacio para la lectura, la reflexión y la concentración

Frankenstein de Guillermo del Toro refleja el dilema ético de la IA: crear exige responsabilidad.

Releer a Smith implica replantear la misión universitaria, reconociendo que la educación no puede limitarse al capital humano. Las universidades, más que fábricas de títulos, son custodias de la reflexión crítica y la empatía cívica

La universidad que aspire a seguir siendo relevante debe aprender a gobernar el futuro, no solo a administrarlo.

Vivimos una paradoja: buscamos progreso e innovación, pero formamos jóvenes que llegan exhaustos a sus veinte años, cuyo amor por el saber se erosiona bajo la lógica del rendimiento sin fin

No abordar el desafío de la IA implica abrir una nueva brecha: la del acceso al pensamiento aumentado.

Ninguna mente innova sola. Las grandes transformaciones —de la imprenta a la vacuna, de la electricidad al internet— han sido siempre el resultado de comunidades abiertas que se atrevieron a compartir el conocimiento.

El viejo adagio de “ver para creer” se invierte: ahora, mirar exige sospechar, verificar, contextualizar. El desafío es cívico y moral.