El Nobel: son las instituciones

  • Prospectivas
  • Carlos Iván Moreno Arellano

Jalisco /

El Premio Nobel de Economía 2024 fue otorgado a Daron Acemoglu, Simon Johnson, y James Robinson por mejorar el entendimiento de la relación entre las instituciones y la prosperidad de las naciones. La pregunta central que estos economistas se han hecho durante años es: ¿qué explica los distintos niveles de desarrollo entre países, incluso cuando son vecinos como EEUU y México? No son sus recursos naturales, ni su geografía, tampoco su historia; son las instituciones que gobierno y sociedad han construido a lo largo del tiempo. Es decir, es la política.

En su ya clásico libro Por qué fracasan los países (2012), Acemoglu y Robinson ponen el dedo en la llaga al mostrar cómo las instituciones inclusivas –aquellas que promueven participación amplia y oportunidades de crecimiento económico incluyentes– son la clave para alcanzar la anhelada prosperidad. ¿Y cómo se crean instituciones sólidas? No se imponen “desde arriba” ni por “fuerzas externas”, dicen los Nobel; se construyen con el involucramiento de la sociedad, desde abajo. Se dice fácil, pero es un reto intergeneracional que demanda muchas voluntades, y mucha paciencia.

En esta ocasión, el galardón no sólo es un reconocimiento a la teoría económica, sino un oportuno recordatorio de la importancia de fortalecer las “reglas del juego” en países como México, que enfrenta desafíos históricos como la desigualdad, la corrupción, y una economía informal que rebasa 50% de la fuerza laboral. Los planteamientos de Acemoglu cuestionan y desafían a países como el nuestro, el cual, pese a los avances en algunas áreas, continúa en rezago por la falta de instituciones sólidas.

Pero, ¿qué significa fortalecer nuestras capacidades de gobierno? Para empezar, revalorizar los servicios públicos. La capacidad gubernamental no se mide solo por sus recursos, sino por su efectividad en ofrecer servicios básicos, como educación y salud.

Otra gran economista, Mariana Mazzucato, se reunió con la presidenta Claudia Sheinbaum para hablar de su teoría del “Estado emprendedor”, lo cual es una buena señal. No obstante, para lograrlo, es ineludible transitar el camino lento y sinuoso de fortalecer instituciones. No hay atajos.


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