Yo llegué primero” (Branson); “pero yo duré más” (Bezos); “pero fue mi idea” (Musk). En este debate frívolo se ha convertido la “nueva carrera espacial”, que más que impulsada está siendo explotada por un puñado de billonarios, sus egos y, sobre todo, sus nuevos negocios.
Los viajes vistos en días pasados, más que avance hacia una nueva frontera del conocimiento parecen una estrategia publicitaria. Hay que reconocer la innovación y la visión empresarial, pero también desmontar algunos mitos:
¿Gran logro científico? No. La hazaña de Jeff Bezos y Richard Branson se hizo en 1961 por la cápsula Freedom 7, que puso por primera vez a un hombre en el espacio. Sí, hace 60 años.
¿Gran inversión privada? No. Estos billonarios han sabido aprovechar los recursos públicos para impulsar sus empresas. Las compañías Space X(Musk) y Blue Origin (Bezos) han recibido de la NASA unos 7 mil millones de dólares para diseñar sus naves reusables (que sí representan una innovación, hay que decirlo). Con la iniciativa Endless Frontier Act de EE.UU. se destinarán otros 10 mil millones (parece que el beneficiario sería Bezos). Asimismo, en abril, Space X recibió 2.9 mil millones de la NASA.
Lo anterior sin mencionar el aprovechamiento de tecnologías desarrolladas por el Departamento de Defensa (DARPA) desde hace 60 años, como Internet, GPS, paneles solares, la Nube, etc.
¿Hacia el bien público? No. La carrera del “ego” como la han denominado diversos analistas, no parece generar valor social. Los billonarios están buscando un mercado de turismo espacial para 1% de la población, los súper ricos, valorado en unos 20 mil millones de dólares anuales.
¿Hay audacia en estos billonarios? Sí. Pero no nos distraigamos con campañas de imagen corporativa extraídas del “manual del billonario bueno y heroico”, la nueva carrera espacial está en marcha, impulsada por los gobiernos; y será una realidad con o sin estos personajes. Por ejemplo, con el proyecto ARTEMIS la NASA invertirá la friolera de 86 mil millones de dólares en los próximos cuatro años.
Eso sí, los billonarios se frotan las manos para explotar los beneficios de esta gran inversión pública.
Iván Moreno
carlosivanmoreno.wordpress.com