Netflix y la disputa por el poder cultural

  • Prospectivas
  • Carlos Iván Moreno Arellano

Jalisco /

La noticia de que Netflix y Paramount compiten por comprar Warner Bros parece un episodio más de Succession. Pero no lo es. Es el síntoma del final de una era.

Warner fue uno de los grandes templos narrativos del siglo XX. Fabricó historias, modos de pensar y estilos de vida. Fue una herramienta de poder suave. Que dos empresas tan distintas quieran poseerlo revela que lo que está en juego no es un catálogo, sino el control del futuro cultural.

La contienda enfrenta dos paradigmas. Paramount representa la vieja industria del cine: la sala oscura, el ritual colectivo, la historia que fija su propio ritmo. Netflix encarna la nueva gramática digital: consumo individual, disponibilidad total, recomendaciones hechas a la medida y un flujo de contenidos que compiten por segundos de atención.

La disputa por Warner es la metáfora perfecta del choque entre un mundo que se desvanece y otro que avanza sin mirar atrás. Y, seamos realistas, uno de esos modelos ya ganó. Lo que está redefiniendo hoy el entretenimiento -y también la comunicación, la conversación pública e incluso la educación- no es el proyector, sino el algoritmo. La nostalgia de poco ayuda a moldear un futuro digital más esperanzador.

Al margen de esta realidad algorítmica, el problema de fondo es la concentración y el monopolio. El poder cultural siempre ha sido más valioso que el económico. Durante décadas, Hollywood moldeó imaginarios, aspiraciones y formas de identidad dentro y fuera de sus fronteras. Que ese poder simbólico quede concentrado en una sola plataforma, sea cual sea, no es un detalle técnico: definirá qué historias sobreviven. Quien controle Warner controlará una parte de la imaginación global.

El riesgo es claro: que el nuevo monopolio del entretenimiento aplaste la diversidad narrativa y amplifique una sola ideología: la del dueño de la distribución. Con el poder de la IA el riesgo es aun mayor, como lo advierte Byung-Chul Han, el algoritmo “elimina la alteridad”: solo nos muestra lo que coincide con nuestras preferencias. La realidad se estrecha.

Paramount o Netflix pueden llevarse el trofeo empresarial. Pero lo que está en juego para el público es mayor: la pluralidad del mundo simbólico. La batalla no es solo por un estudio. Es por nuestra imaginación.


Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.