En alusión a la terna seleccionada por la mayoría oficialista en el Senado para designar a la próxima presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en la que por sólidas pero malas razones sobresalta la titular actual, el prestigiado Comité Eureka fundado en 1977 por su madre, Rosario Ibarra de Piedra, se pregunta:
“¿Serán los mismos procesos, sesgados y desaseados, los que se llevarán a cabo en la elección de jueces, magistrados y ministros…?”.
Y es que, como hace cinco años en que fue impuesta por Andrés Manuel López Obrador, solo se considera que Rosario Piedra Ibarra sea hija de una genuina buscadora de opositores desaparecidos por los distintos gobiernos en casi 50 años.
Ahora, en vez de valorar su desempeño al frente del organismo que acusa un severo estado de chatarrización, lo que se esgrime son sus genes.
Al igual que AMLO hace cinco años, la presidenta Claudia Sheinbaum admite como único mérito de Piedra ser hija de la histórica luchadora social.
En su conferencia del pasado jueves, una reportera planteó que el senador Javier Corral (prófugo de la justicia en Chihuahua, pero presidente de la Comisión de Justicia del Senado) “dio a conocer que Rosario Ibarra no estaba considerada dentro de los mejores evaluados, y aun así fue incluida en la terna. ¿No preocupa que este tipo de prácticas, como la imposición de la carta falsa que desmintió el obispo emérito de Saltillo, se esté replicando ahora?” (la referencia fue a un texto apócrifo “de recomendación” del prelado).
Sheinbaum respondió:
“Rosario es, con su madre, digamos, su familia, un símbolo en México de lucha contra la represión, el autoritarismo, las desapariciones forzadas desde el Estado, y el Senado tomó la decisión de incluirla en la terna con otras dos mujeres…”.
Con toda la proporción guardada pero la misma lógica, el monárquico Juan Nepomuceno Almonte debiera ser reivindicado porque su padre fue el libertador José María Morelos.
Nada importa que en este lustro Rosario Piedra convirtiera la CNDH en un comité de apoyo y propaganda de la 4T ni que desprotegiera los derechos fundamentales de víctimas de instituciones oficiales y servidores públicos, o que afectara inclusive a quienes de manera comprometida servían en la Comisión.
Nada significa que en el proceso de selección senatorial Piedra fuera la peor evaluada y colara en su favor un documento espurio para que la señora fuera incluida en la terna que tanta indignación ha causado.
Además, para el nombramiento de quien dirigirá la CNDH por los próximos cinco años fue desplazada quien obtuvo la segunda mejor puntuación en las evaluaciones: la directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México, Tania Ramírez, quien es apoyada por organizaciones incómodas al lopezobradorismo.
Las otras dos seleccionadas son: Paulina Hernández Diz y Nashieli Ramírez Hernández.
Como bien denuncia Eureka, la selección desparrama sesgo y desaseo.
La sinrazón para forzar la candidatura de Rosario Piedra es un ridículo mérito de estirpe…