Impulsor de las reformas que dieron plena independencia al Poder Judicial de la Federación y promotor de facultades genuinamente autónomas al Instituto Federal —hoy Nacional— Electoral, el ex presidente Ernesto Zedillo alerta:
Las del presidente López Obrador “enterrarán la democracia mexicana y lo que quede de su frágil estado de derecho”.
Sus iniciativas de 1994 y 1996, dijo, propiciaron “una verdadera división de poderes y una presidencia efectivamente equilibrada. Ello marcó el fin de la presidencia autocrática y abusiva, y la ansiada llegada de una verdaderamente democrática”.
Presintiendo que la reacción de AMLO a sus palabras será “la calumnia, el insulto y la amenaza”, diseccionó los temas que enfrentó en sentido contrario al actual para poner fin al avasallamiento presidencial de los poderes Legislativo y Judicial.
En la sesión inaugural de la Conferencia Anual de la agrupación que aglutina a unos 35 mil operadores jurídicos y 197 colegios de abogados y asociaciones de Derecho de un centenar de países (International Bar Association), Zedillo acusó recibo de las alusiones a su persona del oficialismo en su intento por justificar la dinamitación del sistema político nacional:
“Sus perpetradores han hecho referencia falsa y perversa a la motivación, el contenido y los resultados de la reforma que emprendí en 1994 al Poder Judicial”, acusó.
Y ante la inminente chatarrización del INE, dijo que democracia y justicia “son mutuamente dependientes; una no puede existir sin la otra” pero, “para que la justicia sea realidad, deben cumplirse condiciones clave como leyes adecuadas, su aplicación imparcial y un acceso universal y equitativo al sistema judicial”, imposibles “sin un Poder Judicial profesional, imparcial e independiente, encabezado por una Corte Suprema con esos mismos atributos y la facultad adicional de declarar inconstitucionales las leyes y las acciones del gobierno cuando así lo sean”.
Recordó que su primera decisión como presidente (“No dudé en afirmar públicamente que mi elección había sido legal, pero no justa”) fue lanzar una iniciativa para fortalecer la independencia y las capacidades del Poder Judicial y no, como la reforma cuatrotera, para que esas cualidades fueran “transgredidas amplia, sistemática y agresivamente por el partido hoy en el gobierno y su jefe, el Presidente de México”.
La independencia y la capacidad institucional del INE, recordó también, “han sido atacadas sin descanso” mediante la calumnia, el insulto y la amenaza, “tanto a la institución como a las personas elegidas para garantizar que cumpla su misión constitucional”. El instituto, lamentó, “sufrió una reducción arbitraria y significativa de los recursos presupuestarios necesarios para su adecuado funcionamiento, y otro agravio crucial ha sido el abierto y desafiante desprecio por las reglas y procedimientos sobre lo que el gobierno no debe hacer antes y durante las campañas electorales”.
Diáfanos y sólidos, sus argumentos no tienen desperdicio...