Hace ya muchos meses que Enrique Alfaro y el grupo que él encabeza en Guadalajara, seré generoso, no andaban bien. La bronca subió de tono por la decisión de Dante Delgado de ni siquiera acercarse a los integrantes del Frente Amplio, sobre todo al PRI, pero las grietas se habían comenzado a formar desde antes.
El mismo Dante ha recordado el absurdo emecista que en su mayoría respaldó a Alfaro en su bronca el año pasado con la FIL, por un asunto personalísimo entre el gobernador y el ahora fallecido Raúl Padilla. Y luego está la discusión sobre el candidato a suceder a Alfaro, en donde el gobernador difícilmente permitirá que nadie meta mano.
Pero nada los ha distanciado como la decisión alrededor de 2024.
Hace tiempo que Alfaro comentaba a sus cercanos que no veía sentido alguno, ni construcción de nada, aparecer en la boleta para llevarse un porcentaje de menos de un dígito en la presidencial cuando con los otros partidos podrían negociar e influir en decisiones.
Dante Delgado, por su parte, insistía en que con el PRI —al que él perteneció—ya no iría a ninguna parte. Luego nos dijo que era el segundo partido más querido en México y cosas raras como esas y en cosas más serias y reales mencionaba la alianza PRI-PAN en el Congreso de Nuevo León, que se han pasado estos años obstaculizando a Samuel García, aunque pues si no habla con ellos… en fin.
Delgado parecía haberse dado cuenta lo que MC importa en Jalisco, y no en muchas partes más, la verdad, y hace poco se abrió una puerta —mesa de diálogo, que le llaman—. La puerta la cerró ayer el gobernador.
“Yo ya no tengo interés de participar en un proyecto que no entiendo, que se construye de manera unilateral y que simple y sencillamente nos quiere someter a todos a la voluntad de quienes coordinan el partido a nivel nacional. No quiero pelear ni disputar nada, que ellos tomen sus decisiones y que tengan suerte”.
“(En) la dirigencia de Movimiento Ciudadano nacional no hay claridad de lo que se está haciendo y se están cometiendo errores muy graves”, concluyó Alfaro.
Todo mexicano se sabe el chiste, el del conductor que va manejando en Periférico y escucha en la radio que hay que tener cuidado, porque hay un coche en sentido contrario y el conductor grita: ¿uno? ¡Un chingo!
En estos días me acordé de ese chiste.