Su líder perseguido por la fiscalía de Campeche, un audio por semana revelado por la gobernadora de aquel estado que lo exhibe haciendo algún negocio —seré generoso— cuestionable; ese mismo líder tiene también que explicar múltiples propiedades y operaciones de dudosa legalidad, según lo publicado en el reportaje de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad; esto después de que bajo su mando, que no por su responsabilidad, el tricolor ha perdido todos los estados que gobernaba su partido menos uno.
¿Para qué o a quién le sirve el PRI de Alejandro Moreno? Es, pienso, una duda razonable. Hay que decir que le sirve, y se sirve, de la alianza Va por México al menos en el Legislativo. Ahí los tres partidos que la integran han actuado de la mano en los asuntos que les importan como en la reforma energética —razón, según Moreno apoyado por un audio con Manuel Velazco, por la que ahora lo persiguen—; ahora han anunciado que no discutirán y menos votarán las dos reformas constitucionales anunciadas por el Presidente de la República, la electoral y la de la Guardia Nacional. Digamos que es ahí, en San Lázaro, donde la oposición unida ha obtenido resultados de oposición unida.
En lo electoral los resultados no son tan claros, en las pasadas elecciones fueron juntos en cuatro de seis, ganaron dos, una con candidata del PAN que no necesitaba del PRI y en la otra con candidato del PRI que tampoco está claro que hubiera necesitado del PAN.
Más allá de resultados, el PAN y lo poco que queda del PRD han encontrado en Moreno alguien con quien sentarse, dialogar y acordar, lo cual tal vez no estaría asegurado con otro líder.
Pero más importante que eso, el próximo año vienen dos elecciones en estados hasta ahora priistas. No solo eso, por la fecha de la elección y el tamaño de los estados, fundamentales para cualquier escenario rumbo a 2024.
Ninguna de las dos es ganable para el PAN por sí solo. Y al contrario, bajo ciertas circunstancias podría ganarlas el PRI.
Los ex presidentes del PRI pidieron a Moreno dejar el liderazgo y convocar a una renovación, a lo que Alito se negó. Pero como demuestra el desplegado del día siguiente, por la desidia, distracción o abandono de esos mismos ex dirigentes, hace un rato que dentro del PRI y sus estructuras es Moreno el que manda.
Sí, ese Alito Moreno es ese PRI. No es que sin él el partido de repente será otro. Por eso, todo indica, ahí seguirá, si es que alguna fiscalía no lo entamba.
Carlos Puig@puigcarlos