Buena parte de la elección de Estado de México se decidirá a partir de lo que está sucediendo en pueblos y barrios de la entidad respecto al futuro de la Tarjeta rosa.
El programa social del gobierno de Alfredo del Mazo que llega a unas 700 mil mujeres y que, como buena parte de los programas sociales, es utilizado a la hora de todas las elecciones.
En las últimas semanas, operadores y líderes de barrios y pueblos han estado presionando a los representantes de la candidata morenista Delfina Gómez a que sea clara respecto al futuro de la ayuda.
Delfina ha dicho que el apoyo no desaparecerá, pero ha puesto comas, explicaciones y modificaciones futuras que han sido aprovechadas por los operadores priistas para convencer a los votantes que el apoyo desaparecerá.
La morenista ha dicho que el programa cambiará de nombre por Mujeres de bienestar, pero tal vez lo que ha aumentado es lo que hace dudar a muchos y aprovechan los operadores de Alejandra del Moral; dice que se va ampliar, pero también ha dicho que tiene que ver asuntos de presupuesto para ver hasta dónde puede llegar y en muchas ocasiones en la campaña ha hablado de los programas sociales federales como un logro de Morena y de la 4T.
Las explicaciones de Delfina tienen sentido en la realidad.
Si algo ha hecho Palacio Nacional es federalizar, para aprovechar, los programas de apoyo directo. No le gustan los programas locales similares y no es sencillo conseguir u operar presupuesto para ellos.
Delfina y su equipo saben que ampliar el programa, como prometen, y tal vez hasta mantenerlo, no será sencillo frente a un gobierno federal que, además de su oposición natural a esos programas locales, anda muy necesitado de dinero para terminar el sexenio.
La Tarjeta rosa, como otros programas en otros estados, ha sido un instrumento electoral de chantaje. Los líderes y operadores piden pruebas en las elecciones locales del sentido del voto para garantizar que no se cancele la tarjeta del votante, algo similar han hecho con asistencia a mítines de apoyo para Alejandra del Moral.
Pero más allá de la extorsión electorera, la tarjeta funciona para miles y miles de familias y por eso es que se ha vuelto una de las claves para la elección que podría definir el porcentaje de participación y el sentido del voto.