En la presentación de su programa de seguridad pública para el sexenio, Claudia Sheinbaum hizo hincapié en la atención a los jóvenes como mecanismo de prevención. Habló, por ejemplo, del programa Barrio Adentro, con el que se iba a las casas en polígonos de alto índice delictivo para “atender de manera integral a las familias; si los niños y las niñas no iban a la escuela por alguna razón, resolvíamos ese problema; si el joven, la joven no estaba yendo a la preparatoria, lo llevábamos a la preparatoria con la beca; si no tiene universidad o no tenía trabajo, le encontrábamos trabajo. Es decir, una estrategia integral focalizada que nos permita atender de manera integral a las familias y evitar que las y los jóvenes se incorporen a un grupo delictivo”. Se refirió a otros programas como Jóvenes Construyendo el Futuro y a un despliegue en Guanajuato.
Me referí hace unos días a cómo esta insistencia de relacionar a los jóvenes con la inseguridad, que viene desde el sexenio anterior, puede llegar a ser tan estigmatizadora como aquella terrible de ninis.
¿Son los jóvenes, por sus condiciones económicas o sociales, los más violentos? Van algunos datos del Inegi.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo proporciona datos detallados y trimestrales sobre la situación laboral de la población. Permite identificar a los jóvenes que no participan en el mercado laboral ni en actividades educativas, y que forman parte de la población no económicamente activa. En el segundo trimestre de 2024, en México había 389 mil 23 personas de entre 15 y 24 años que formaban parte de la población no económicamente activa, que tampoco atendían obligaciones académicas o en el hogar.
Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, en 2023, en 17.1 millones de delitos la víctima estuvo presente durante el suceso. De estos, en 3.3 millones (19%) las personas víctimas reportaron que él/la delincuente tenía 25 años o menos.
Según la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad, en 2021 se contabilizaron 220 mil 477 personas privadas de su libertad. De estas, 25.6% tenía entre 18 y 29 años. De estas personas, 15.9% ya había sido sentenciado penalmente por la comisión de un delito antes de su reclusión actual. Y en 2022 había 3 mil 413 adolescentes en el Sistema Integral de Justicia Penal. De estos, mil 333 (39%) tenían entre 12 y 17 años.
Me parece que los datos muestran que no solo es un asunto de jóvenes nuestro infierno.