Uno de los “triunfos” de Donald Trump es haber convencido a una mayoría de estadunidenses de una narrativa falsa, en donde relaciona la migración con el crimen y los problemas económicos.
Todo su embate antiinmigración está basado en esa narrativa.
Ayer Claudia Sheinbaum mencionó algunos de los decretos de Trump en su primer día, pero optó por ignorar otros que contienen, en muchos sentidos, peores cosas para los migrantes. Por ejemplo, la que ordena al Departamento de Defensa elaborar un plan en 30 días “para sellar las fronteras y mantener la soberanía, la integridad territorial y la seguridad de Estados Unidos al repeler las formas de invasión, incluida la migración masiva ilegal, el tráfico de narcóticos, el contrabando y la trata de personas y otras actividades criminales”.
O el que tituló “Protegiendo al pueblo estadunidense contra la invasión”, que crea Grupos de Trabajo de Seguridad Nacional (HSTF, en inglés) en cada estado de aquel país, cuyo objetivo “es poner fin a la presencia de cárteles criminales, pandillas extranjeras y organizaciones criminales transnacionales en todo Estados Unidos, desmantelar las redes transfronterizas de contrabando y trata de personas y garantizar el uso de todas las herramientas de aplicación de la ley disponibles para ejecutar fielmente las leyes de inmigración de los Estados Unidos”.
Ordena asignar los recursos para construir y operar instalaciones para detener a extranjeros removibles. Autoriza a funcionarios estatales y locales “para realizar las funciones de oficiales de inmigración en relación con la investigación, aprehensión o detención de extranjeros en Estados Unidos bajo la dirección y supervisión del secretario de Seguridad Nacional”.
Pide a su gabinete “garantizar que la autorización de empleo no se proporcione a ningún extranjero no autorizado en Estados Unidos”.
Pretende terminar con las ciudades santuario quitándoles fondos federales.
Pide auditar y, en su caso, retirar fondos federales a organizaciones no gubernamentales que apoyen o presten servicios, ya sea directa o indirectamente, a extranjeros removibles o ilegales.
Instruye que se tomen todas las medidas para que “se identifiquen y detengan la provisión de beneficios públicos a cualquier extranjero ilegal”.
Y esto, por espacio, no es todo lo que otros decretos dicen.
Así la vida y el miedo en estos tiempos para cinco millones de paisanos, a los que en las mañaneras llamamos héroes.