El peor fracaso del Estado

Ciudad de México /

¿Alguien cree que sabremos quiénes operaban el campo de exterminio en Teuchitlán? ¿Algún día sabremos quiénes fueron las muchas víctimas de ese horror? ¿Podemos imaginar que algún día se señalarán responsables de que aquello sucediera ante la omisión, inutilidad o complicidad de autoridades?

Creo que tenemos claro que nada de eso sucederá como no ha sucedido en los muchos, muchos años en que van acumulando estos eventos.

Hace casi seis años Alejandra Guillén, Mago Torres y Marcela Turati publicaron una investigación en la que documentaron que desde 2006 a 2016 fueron descubiertos casi 2 mil entierros ilegales donde criminales desaparecieron personas. Aquella barbarie abarcaba 24 estados del país y uno de cada siete municipios.

¿Algo sucedió? ¿Algo cambió?

El año pasado la organización Data Cívica planteaba en una investigación sobre la tragedia de las desapariciones: “Entonces, ¿cuántas personas desaparecidas hay en México? La respuesta sencilla es que no sabemos: solo sabemos cuántas se han registrado como tal. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), al 22 de julio de 2024 había 324 mil 464 registros de personas que en algún momento desde 1952 habían desaparecido en el país. El RNPDNO indica que de este universo, 192 mil 451 (59.4%) de ellas eventualmente fueron localizadas con vida, mientras que 16 mil 119 (5%) fueron localizadas sin vida y 115 mil 894 (35.7%) siguen sin ser localizadas”.

Si no sabemos ni cuántos son, cómo es que los encontraremos. Demasiados censos, poca acción, menos prevención.

Comisiones de búsqueda gubernamentales en lo local y en lo federal van y vienen y nada cambia. Son los colectivos de buscadoras quienes mantienen el tema en el ojo público con su esfuerzo y trabajo, buscando, sufriendo, poniendo en riesgo su vida y en ocasiones siendo asesinadas.

Como en tantos otros crímenes, en el de desaparición el Estado siempre llega tarde, cuando llega, que no son muchas veces.

Muchas veces en las últimas décadas hemos repetido o escuchado aquello de la ausencia de Estado, en ningún otro crimen es más evidente que en las desapariciones. Tal vez porque nos hemos equivocado al nombrarlo: no es ausencia, es fracaso. Absoluto fracaso.


  • Carlos Puig
  • carlos.puig@milenio.com
  • Periodista. Milenio TV, Milenio Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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