Hay una imagen entre todo lo sucedido esta semana de locura con el reinicio del trumpismo, ahora reforzado y vitaminado, que deja una buena lección. Una imagen que ha dado la vuelta al mundo y que seguramente usted ha visto.
En su momento, dentro del Capital One, Elon Musk —el hombre más rico del mundo, dueño, entre otras cosas, de X— hace un gesto con su brazo que termina con algo muy parecido al saludo nazi Sieg Heil!
¿Quiso Musk hacer un saludo nazi a las decenas de miles de seguidores de Trump?
En medios estadunidenses ya hay discusiones de historiadores y organizaciones judías al respecto. Musk ha utilizado su red social para decir que no era.
La verdad, ¿qué importa lo que sea verdad? Musk ha recibido una prueba de su propia medicina y la que receta a millones de usuarios de la red social.
Desde que la adquirió, Musk ha impulsado que en X, antes Twitter, el troleo sea lo que más éxito tiene. Se ha dedicado a criticar al periodismo serio, el que reportea y verifica, y él mismo se ha convertido en un trol con el poder de ser el dueño de la red.
Su plataforma fue fundamental para esparcirlo durante la campaña trumpista el año pasado.
No está mal que ahora le toque a él el troleo en la red y a decir de sus respuestas, pues no estuvo muy a gusto. No está mal que, si le creemos, una mentira sea repetida millones de veces en su red social sin consecuencia alguna. Que los medios serios le dediquen portadas para discutir el asunto.
Se entiende: no será menos rico, ni menos poderoso ahora con todo y puesto en la administración de su nuevo amigo.
Pero no está mal una pequeña prueba de su medicina.
Escribió en estos días Charlie Warzel, reportero de asuntos de tecnología en The Atlantic:
“Por encima de todo, Musk es un trol, un provocador sin límites. Se deleita en ‘desencadenar’ a sus enemigos ideológicos, entre los que se encuentran los medios de comunicación. Y su gesto, sea cual sea la intención, ha hecho precisamente eso.
“A través de internet, informa Wired, los neonazis están encantados con lo que creen que es una señal directa del multimillonario. En muchos sentidos, es un espectáculo apropiado para comenzar la segunda administración Trump: un grupo de personas discutiendo sin cesar sobre algo que todos pueden ver con sus propios ojos”.
Así.