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En estos tiempos de horror, volver a Claudio Lomnitz

Ciudad de México /

Esta semana “la nota” llegó desde Jalisco, desde aquel campo de terror. Las imágenes, la inutilidad de gobernantes de todos colores y todos niveles, la incertidumbre, el inimaginable dolor de víctimas y familias.

No es la primera sacudida ni, por desgracia, será la última. En unas semanas habremos olvidado Jalisco y pronto aparecerá en otro estado, cerca de otra ciudad, otro campo de exterminio. Así vivimos desde hace unas décadas.

El extraordinario Claudio Lomnitz, antropólogo social, historiador, miembro del Colegio Nacional, ha pasado los últimos años —en sus palabras— al estudio de un tema horripilante y perturbador.

Esos estudios han derivado en varios ensayos, conferencias y los libros: La nación desdibujada, El Tejido social rasgado y Para una teología política del crimen organizado.

En octubre de 1993, Lomnitz publicó en Nexos un texto tratando de explicar, de explicarse, por qué llevaba los últimos cuatro años trabajando sobre la violencia en México.

Esta es parte de su respuesta: “El trabajo de documentar importa en un contexto de olvidos deliberados; porque el testimonio cotidiano que ofrece la prensa se ha ido convirtiendo en sí mismo en un anestésico. La noticia está, pero no se entiende. Dice que hubo una atrocidad, pero solo excepcionalmente le da algún seguimiento. Ni investiga sus causas ni explica sus consecuencias. La noticia no tiene asidero ni narra eventos que tengan principio y fin; ni una causa ni una consecuencia que las expliquen más allá de la ideología. En esto, la noticia es el espejo del trabajo de las policías y las fiscalías que ni previenen ni investigan el crimen, sino que se dedican a administrar el dolor social para evitar que se vuelque a cualquier expresión política.

“De modo que atestiguar importa ante una sociedad que lo que quiere es que no la perturben. Pero el testimonio no importa precisamente porque falte información, sino porque hay que escuchar lo que la gente está diciendo e imaginar lo que está viviendo para, desde ahí, tratar de entender lo que sucede, más allá de las narrativas que quieren que ‘la violencia’ sirva para abonar sus intereses. La violencia hoy les llena la boca a los poderosos. Por esto, la antropología de nuestra violencia se interesa por la productividad de la violencia, por eso que el terror crea y permite. Hoy las economías del terror van de la mano de las economías del Estado”.

En estos días hay que regresar a leer a Claudio Lomnitz. Para como él, tratar de entender.

  • Carlos Puig
  • carlos.puig@milenio.com
  • Periodista. Milenio TV, Milenio Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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