Dice el diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua: “Chicanada. Femenino. supranacional. Popular/coloquial. Artimaña o maniobra de mala fe, generalmente con fines dilatorios: ‘Rufino hace muchas chicanadas, mejor no contamos con él’”.
Una chicanería es la acción propia de alguien que recurre a chicanadas.
Un capítulo más de eso es exactamente lo que se vivió ayer en Baja California cuando los ciudadanos fueron invitados a una consulta no sancionada legalmente, una vacilada pues, que preguntaba —es un decir— algo que nadie entendía, sobre cuántos años debe durar Jaime Bonilla en el cargo de gobernador.
Ya hubieran preguntado que si querían que se quedara para siempre.
El que se discute hoy es un cargo para el que, hay que recordarlo, el señor Bonilla compitió y ganó para dos años.
Lo de ayer es una chicanería en su sentido más preciso, por que ahora está claro que la estrategia de Bonilla es que acompañado de los “resultados” de eso que sucedió ayer —no le llamemos consulta, por favor— el actual gobierno de Baja California, metido hasta los huesos en la chicanada, publique la reforma del Congreso que alargó el mandato a cinco años unos días, tal vez unas horas antes de la toma de posesión de Bonilla para que el señor pueda en ese acto decir que toma posesión por cinco años.
Y entonces hacer de eso un argumento legal durante las impugnaciones que vienen.
La apuesta de Bonilla es que la tardía publicación provoque que, gracias a la lentitud del Poder Judicial y los muchos caminos que las impugnaciones pueden tomar no sean resueltas para el momento que se debería comenzar el nuevo proceso electoral por estas fechas del próximo año y entonces la confusión sea aún mayor.
Porque el asunto puede ir al tribunal electoral y a la Suprema Corte, dependiendo de quién y cómo se impugna.
Así, la estrategia Bonilla, la chicanada, tiene altas probabilidades de triunfar.
Dijo el viernes el presidente López Obrador que todo esto “es algo incluso que me produce pena, me da pena porque no debe de estarse discutiendo sobre estos asuntos…”
Pues sí. Sí da penita la verdad.
@puigcarlos