El espectáculo público de los últimos días en la carrera por la Presidencia de la República ha tenido que ver con los embates de quienes apoyan a Xóchitl Gálvez en contra de Samuel García, el aspirante de Movimiento Ciudadano. El más escandaloso fue el caso de Vicente Fox y su suspensión de X (antes Twitter), pero al tren se subieron Lilly Téllez y Claudio X. González, por mencionar algunos.
Hay que decir que no fue el espíritu de Xóchitl, que criticó a Fox por aquel tuit.
Se entiende la molestia de los seguidores del frente que, ingenuamente, esperaban que MC se les uniera en una sola candidatura de oposición, pero eso nunca iba a suceder. Estuvo más cerca Marcelo Ebrard de ser candidato naranja que los naranjas abrazando a Xóchitl.
Si bien eso se entiende, lo que no hace mucho sentido es la bronca pública que han armado. Esa historia ya la vimos hace cinco años y resultó una estrategia más que equivocada.
En la última presidencial, mientras el hoy Presidente encabezaba las preferencias y paseaba por el país solidificando sus bases de votantes, el PRI se lanzó contra… el PAN. Le inventaron un delito que nunca existió a Ricardo Anaya, lo que afectó el resto de la campaña y el candidato priista se quedó en un tristísimo tercer lugar. Andrés Manuel López Obrador arrasó.
Mucho se ha dicho que aquello fue producto de un pacto entre el presidente Peña Nieto y López Obrador en el que el primero recibió impunidad. Algunas cosas de este sexenio parecerían corroborar tal versión, pero muchas otras también prueban lo contrario. Una cosa sí está clara: la bronca entre el segundo y tercer lugar solo favorece al primero.
El asunto no solo es del frente, en MC también parecen estar obsesionados con pelearse con el PRIAN, es su adversario favorito. Lo cual solo confirma la versión de que Samuel es el (segundo) candidato de Palacio Nacional.
Mientras las oposiciones se pelean entre ellas, la candidata del oficialismo camina tranquila. Ella sabe que no necesita hacer demasiado, evitar los riesgos, seguir apareciendo siempre en escenarios controlados, y difícilmente perderá su ventaja. Más aún con la enorme ayuda del aparato de gobierno.
Veámoslo en términos futbolísticos: ¿quién en los mundiales se sienta un sábado a ver el partido para definir tercer y cuarto lugar?