Es el más reciente de los escándalos alrededor de la enorme tragedia de los desaparecidos en México. En Teuchitlán, un pueblo a poco más de una hora de Guadalajara, un grupo de buscadoras, como tantas que hay en el país, desesperadas por encontrar a sus familiares, encontró en un rancho de algo más de media hectárea hornos crematorios, fosas, restos…
Es un descubrimiento más de los muchos que han logrado estas organizaciones admirables, que no han cejado en su lucha por encontrar a los que no están, que alguien se llevó. Más que admirables, porque desde hace un tiempo lo han hecho sin respaldo y, hay que decirlo, en no pocas veces, con la oposición de gobiernos locales y el federal.
¿Qué más que Teuchitlán como ejemplo? Hace meses se había encontrado el rancho y nadie había hecho un esfuerzo serio para buscar.
Es cierto que no es sencillo lidiar con el asunto. Son demasiados los desaparecidos a lo largo de muchos años y en este tiempo se ha hecho muy poco, si algo, para intentar crear un sistema que al menos intente dar con ellos. Las complicaciones incluyen, como en tantas otras cosas en el país, sistemas federales contra sistemas estatales, fiscalías contra ejecutivos que nunca llegan a nada.
Pero como en tantas cosas en el país, la complicación hace que se prefiera hacer nada o, peor, que se engañe.
Los primeros años del sexenio pasado parecía que había que ordenar las cosas y ayudar a las buscadoras en su esfuerzo de años.
El nombramiento de Karla Quintana en la Comisión Nacional de Búsqueda y el equipo con el que se armó la institución; el anuncio de la construcción de un Centro Nacional de Identificación Humana en Morelos, para intentar concentrar los al menos 52 mil cuerpos sin identificar depositados en fosas comunes, en los servicios forenses y en los centros de resguardo de todo el país.
Todo parecía al menos caminar y se topó con la política.
El centro de Morelos nunca se hizo, según esto por un problema de terrenos.
Y apretado por las elecciones del año pasado, el gobierno quiso decirnos, inventar, que no había tantos desaparecidos haciendo un censo.
Karla Quintana renunció, la Comisión de Búsqueda, para efectos prácticos, desapareció.
Dijo Karla unas semanas después de su renuncia: “Su intención es muy clara y es lamentable: el reducir la cifra de personas desaparecidas, principalmente en este gobierno”.
Pero la realidad de nuestra tragedia es cabrona. Basta voltear estos días a Teuchitlán.