Es cierto lo que dice Andrés Manuel López Obrador que buena parte de lo que venimos leyendo y escuchando en los meses recientes desde el campo republicano en Estados Unidos tiene que ver con la contienda electoral en aquel país que se resolverá en noviembre de 2024.
Lo de estos días son las peticiones, desde la página de opinión del WSJ por Bill Barr, o en la Cámara de Representantes, o en gobiernos estatales encabezados por republicanos, para que el departamento de Estado de EU designe a las organizaciones criminales como organizaciones terroristas, lo cual resultaría en muy serios cambios en la relación bilateral, pero eso no sucederá. Esa idea ya había circulado durante el gobierno de Donald Trump pero nunca se hizo realidad.
La respuesta del Presidente en las mañanas ha sido la retórica del nacionalismo y la soberanía y bla bla… pero eso podrá durar hasta que más allá de la retórica de un lado y otro se impongan, como siempre ha sucedido en esta materia, los hechos.
Fue el asesinato de Enrique Camarena lo que dio un vuelco a la relación de seguridad entre los dos países, fue el asesinato de un agente del ICE en San Luis Potosí con un arma que había sido parte del operativo Rápido y Furioso cuando el fallido operativo de rastreo de armas se hizo un escándalo.
Ahora, cuatro estadunidenses secuestrados en Matamoros, Tamaulipas, al parecer atrapados en medio de una bronca entre bandas criminales. Ya está el FBI, el embajador estadunidense, la vocera de la Casa Blanca… más los que se acumulen. El secuestro fue la nota de apertura en los noticieros de televisión estadunidenses ayer.
Lo de Matamoros del viernes, además, sucede después de que en la corte de Brooklyn se declarara con el veredicto contra Genaro García Luna que en México las más altas autoridades de seguridad han estado involucradas con los criminales. El veredicto un par de años después que un secretario de la Defensa fuera detenido por presuntamente haber colaborado con un grupo criminal y luego regresado a México por una negociación política.
Los datos de violencia e inseguridad en Tijuana, en Nuevo Laredo (como se mostró con la ejecución extrajudicial de hace un par de semanas) y ahora en Matamoros dan hechos concretos a la retórica republicana sobre la frontera que marcarán los próximos pasos de Biden y el tono que sobre México prevalecerá en la próxima elección presidencial en Estados Unidos.
Carlos Puig@puigcarlos