Primero: porque tanto en los países expulsores como algunos distraídos en la SRE y el Inami mexicanos hay algunos que insisten en que las caravanas de migrantes son “provocadas”, “pagadas” por adversarios políticos; hay que decir un par de cosas.
Las caravanas son el producto de años de tragedia: la de la migración de grupos pequeños o individuos solos, cada vez más cara, cada vez más peligrosa. El número de desaparecidos, asesinados, esclavizados, mujeres violadas de los últimos lustros, si en verdad lo supiéramos, sería de horror. Las redes de traficantes de seres humanos, algunas autoridades, los grupos delincuenciales se han aprovechado de los migrantes con saña inaudita, sabedores de que son un grupo “invisible” para quien los expulsa y para quien los recibe en transito.
Las caravanas son una idea para evitar esto. Grupos de cien, doscientos, mil migrantes se protegen entre ellos, no tienen que pagar al traficante, la visibilidad pública, suponen, les da alguna ventaja.
Frente a la nueva política migratoria mexicana donde “migración ordenada” significa aquí no entra nadie, las caravanas son también la receta para que todo y todos terminen mal. Gases lacrimógenos, piedras, cruces en lugares cada vez más peligrosos; y aventar a los migrantes a las condiciones de siempre.
Frente a las imágenes que llegan del sur, del país en el que nos hemos convertido, cito de un texto de Carlos Heredia —entre los que más saben de esto— publicado en un estudio de Comexi hace poco:
“El éxodo centroamericano tiene su raíz en un modelo económico brutalmente extractivo y en el secuestro del Estado por parte de los poderes fácticos. Los tres países están entre los más pobres de América Latina, y a la vez generan centenares de millonarios. En 2015, la consultora Wealth-X señalaba que en Guatemala, Honduras y El Salvador había 610 personas ultrarricas con un capital acumulado de 80 mil millones de dólares (mdd). Los trabajadores migratorios guatemaltecos, hondureños y salvadoreños en Estados Unidos envían remesas por 9 mil mdd, 6 mil mmdd y 7 mil mdd, para un total de 22 mil mdd ―una cantidad de dinero infinitamente superior a la recibida por ayuda externa”.
No hay programa social de jóvenes o de árboles frutales que lo arregle.
Si no cambiamos de política, esto acabará muy mal.
@puigcarlos