Decía el gobernador David Monreal a principios de año que en Zacatecas 2024 sería el año de la paz. Poco ha durado el deseo, que la realidad ha terminado a tiros.
No es que lo que sucede en Zacatecas en estos días sea una sorpresa. Hace un tiempo que el estado, o al menos buena parte del estado, está a merced de la disputa por control territorial entre grupos criminales que ha provocado muerte y desplazamientos de poblaciones huyendo de la violencia y la extorsión.
El 2024 no sería el año de la paz.
Porque este año, el primer domingo de junio, están en juego 58 ayuntamientos, cada uno con presidente municipal, síndico, regidores. Mucho en juego para los próximos tres años en las decisiones que, en lo cotidiano, afectan el negocio de los delincuentes.
Ya 2023, cuando se discutían en lo local aspirantes, fue el año más violento para los políticos y funcionarios; 2024 será peor. La extendida modalidad criminal de apoderarse de territorios para imponer cuotas de extorsión a la producción, distribución y consumo vuelve fundamental el control de autoridades locales para actuar con impunidad y en la mayoría de estos casos, cuando triunfan, comodidad. Estos meses serán violentos en Zacatecas y otros estados que se juegan una enorme cantidad de puestos locales, porque los grupos criminales se juegan esa comodidad para los próximos tres años.
¿Quién querría ser candidato con esas condiciones?
El crecimiento de esta apropiación de territorios, ya no solo para el narcotráfico sino para todo tipo de actividad criminal, tiene enfrente una estrategia de seguridad en el país que se lanzó a federalizarla, con un cuerpo militar y numeroso, a costa del debilitamiento de policías locales, ya sean municipales o estatales, con fiscalías estatales que en la mayoría de los casos no tienen ni recursos, ni voluntad para investigar y castigar.
A los “abrazos” —que tampoco es que existan mucho— los criminales han respondido con balazos. Los delincuentes han sabido adaptarse a las nuevas condiciones y han encontrado en la ausencia de Estado un hueco que ellos con gusto van ocupando. Para eso necesitan “ganar”, es decir, tener cómplices y sometidos a ciertos municipios y estados.
Frente a ese panorama, insisto, quién quiere ser candidato en Fresnillo o en tantos otros lugares.