Si los gringos fueran suizos (y nosotros también)

Ciudad de México /

La crisis de salud y muerte por drogas sintéticas, en particular por fentanilo, que enfrenta hoy Estados Unidos es una hija de la prohibición.

Desde hace medio siglo alguna sustancia se pone de moda, tiene un crecimiento en uso, los gobiernos prohibicionistas se alarman, actúan y… llega otra sustancia. La que sustituye a la primera es más fácil de hacer, distribuir y vender y gracias a la prohibición más peligrosa. Así pasa con las prohibiciones. Ayer contaba aquí cómo la promesa de campaña y después el plan de este gobierno era terminar con la guerra y el prohibicionismo, lo que nunca sucedió. Ahora el gobierno mexicano es como el estadunidense. Basta escuchar el discurso de ayer de Rosa Icela frente a los funcionarios de EU y los militares que la acompañaban.

Frente al consumo de drogas y el fracaso de la guerra hay otras maneras. Unas, por cierto, que han sido exitosas en varios países: pienso en Suiza que redujo dramáticamente las muertes por heroína o en Portugal, que descriminalizó la posesión en 2001. En ambos casos, las muertes y el crimen asociado con el tráfico se ha reducido significativamente. Con la misma lógica Columbia Británica ha despenalizado la posesión para consumo (menos de 2.5 gramos) de todas las drogas incluyendo cocaína, metanfetamina, éxtasis y opioides como heroína, fentanilo y morfina.

Ahora, este acercamiento no es sencillo porque implica todo un esfuerzo en la parte, sobre todo, de salud en programas de reducción del daño y atención a quienes consumen las drogas más peligrosas. De recursos, también, pero hay ahorros cuando no se despliegan militares por todo el país.

Requiere además poner fin a la discriminación contra las personas que usan drogas al reducir el estigma asociado con el uso de drogas recreativas y problemáticas y abogar por enfoques compasivos y libres de juicios para la adicción (pues sí, lo que ni se hace en Estados Unidos ni… en las mañaneras).

Requiere servicios de consumo supervisado, centros de prevención de sobredosis, tratamiento de la adicción, inyección supervisada.

En varios países de Europa, como lo he contado hace un tiempo en este espacio, incluye también por las características de las nuevas sustancias y su adulteración centros de “control de drogas”, donde se hacen pruebas a las pastillas o los polvos para detectar adulteraciones y/o cantidades que puedan poner en peligro la vida de quien las consume.

En fin, hay otro camino que no sea la prohibición y la guerra. Pero por estos rumbos no se quiere conocer.


  • Carlos Puig
  • carlos.puig@milenio.com
  • Periodista. Milenio TV, Milenio Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
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