Y Encinas topó con el Ejército

Ciudad de México /

No creo que Alejandro Encinas imaginó al inicio de este sexenio cuando aceptó la Subsecretaría de Gobernación y con ella la investigación del caso Ayotzinapa —uno de los cien compromisos del Presidente al inicio de su gobierno— que estaría en la situación en la que está el día de hoy.

La más reciente noticia es la revelación de The New York Times, confirmada por el presidente López Obrador, de que los teléfonos de Encinas y dos de sus asesores han sido espiados utilizando el sistema Pegasus y que ese espionaje fue el año pasado, el mismo año en que Encinas presentó su primer informe amplio sobre lo sucedido en la noche de Iguala y las distorsiones, ilegalidades y maniobras que se hicieron después y que han impedido conocer la verdad. Informe en el cual involucró directamente a militares que fueron incluidos, además, en una acusación de la fiscalía especial.

Sabemos qué pasó: el fiscal especial fue obligado a renunciar —y se tuvo que ir del país—; la mayoría de las acusaciones contra los miembros del Ejército fueron borradas y desde entonces no sabemos mucho más, si es que algo.

Por cierto, los miembros del Centro Pro que han acompañado a las víctimas de Ayotzinapa, así como miembros del GIEI, también han sido espiados por Pegasus.

Sabemos también que actualmente la Secretaría de la Defensa tiene Pegasus y que la empresa israelí que lo vende solo lo hace a entidades gubernamentales.

Pero no solo es Ayotzinapa.

De Encinas depende la Comisión para Acceso a la Verdad, Esclarecimiento Histórico e Impulso a la Justicia de violaciones graves a derechos humanos de 1965 a 1990. Y más allá de los líos que han existido entre sus integrantes —incluidas renuncias—, queda claro que varias, sí, varias de esas violaciones brutales de los derechos humanos de aquellos años de ser exhibidas caerán en la Secretaría de la Defensa; y por más que el Presidente nos diga que “esas” secretarías solo cumplían órdenes de los presidentes porque en el fondo los militares siempre han sido buenos, la institución nunca verá con buenos ojos las manchas a su reputación.

Mientras Encinas se dedicaba a sus encargos, el Presidente ha ido encomendando a las fuerzas armadas aeropuertos, trenes, hoteles, aduanas, más aeropuertos, guardia nacional, corredores…

Encinas no ha dicho nada del espionaje a su teléfono y el de sus asesores.

Pues sí, topó con el Ejército y por lo tanto con su amigo el Presidente.

Nada que hacer.


  • Carlos Puig
  • carlos.puig@milenio.com
  • Periodista. Milenio TV, Milenio Diario y digital, de lunes a viernes. Escucho asicomosuena.mx todo el tiempo.
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.