Culiacán

Ciudad de México /

Culiacán es hoy una de las ciudades más violentas de México, con una tasa de homicidios de 42 por cada 100 mil habitantes. La semana pasada, el presidente del municipio, el gobernador de Sinaloa y la presidenta de México recibieron un comunicado de AARC del Río Culiacán, AC, asociación que nace en 1932 para defender y promover los intereses del sector agrícola en Sinaloa. “La actividad agrícola del valle de Culiacán es fundamental”, decía. Pero desde hace más de ocho meses, el municipio padece una escalada de violencia sin precedente. “La situación no mejora. Vemos con gran preocupación que, en los últimos días, se ha recrudecido el nivel de violencia y empieza a afectar directamente a los más vulnerables de nuestro gremio: a los trabajadores del campo, técnicos e ingenieros que todos los días protegen, fertilizan, cosechan y embarcan los alimentos de nuestra fértil tierra”. El municipio no puede seguir siendo estrangulado por la violencia y el miedo. “Las consecuencias son cada día más graves”.

Me llamó la atención la mesura del texto, porque sé que la situación es desesperada. Tengo un amigo agricultor que trabaja allá en la producción de hortalizas para su exportación a Estados Unidos. Le pregunté hace un par de meses cómo estaba, con todo lo que sucede ahora. “No hallo dónde comenzar”, me dijo. Todos los días sale al campo a trabajar, con miedo de no regresar. Hay balaceras, bloqueos, robos, quemas de autos, asesinatos, secuestros… Ha pasado más de cincuenta años en este negocio. Ha visto plagas, heladas, pandemias. “Pero nada como esto”. La guerra de chapos y mayos desquició la vida de los trabajadores del campo. “Tienen mucho poder estos cabrones. Han sacado gentes de los empaques, cien gentes, ciento cincuenta gentes. La gente se está yendo, la gente de Veracruz, Oaxaca, Zacatecas se está yendo. Por el temor. A nosotros en lo personal no nos molestan, pero sí vivimos en la incertidumbre todos los días. Hay toque de queda: a las ocho, nueve de la noche no queda un alma en las calles. Los empaques, muchos de ellos, estamos cerrando a las seis de la tarde. Entonces es un caos, ¿no? Es un caos. Y bueno, estamos en manos de ellos totalmente. Pistolas, rifles, balazos… Te quitan los carros en la carretera. Todos con un miedo como nunca”.

Junto con la violencia de las balaceras está la amenaza de los aranceles. La gente habla de que en julio entrará en vigor el 20 por ciento al tomate. “De por sí, este negocio se vuelve cada año más difícil, mucho más difícil, por tantas certificaciones de los gringos”, dice mi amigo. “Lo de los aranceles tuvo una vigencia de tres días. En tres días a nosotros nos quisieron cargar 25 mil dólares de lo que habíamos exportado. Te quiero decir que, si los aranceles hubieran seguido, este negocio se hubiera acabado. Totalmente. Sinaloa siembra 80 mil hectáreas de hortalizas y da trabajo a unos 150 mil trabajadores. Y bueno, cuando hubo agua tenía siete millones de maíz blanco de muy buena calidad. Ayer hubo una balacera en Navolato, hoy en la mañana aquí otra balacera. Es una lástima. Sinaloa no se merece lo que está pasando. Sinaloa es el granero de México. Debemos respaldar más a Sinaloa”.


  • Carlos Tello Díaz
  • Narrador, ensayista y cronista. Estudió Filosofía y Letras en el Balliol College de la Universidad de Oxford, y Relaciones Internacionales en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Ha sido investigador y profesor en las universidades de Cambridge (1998), Harvard (2000) y La Sorbona. Obtuvo el Egerton Prize 1979 y la Medalla Alonso de León al Mérito Histórico. Premio Mazatlán de Literatura 2016 por Porfirio Díaz, su vida y su tiempo / Escribe todos los miércoles jueves su columna Carta de viaje
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