Nos acostumbramos a pensar y comprender en términos domésticos la victoria de Morena. Muchos levantaron las cejas cuando The Economist llamó a su candidato, aún en campaña, “La respuesta mexicana a Trump”. Estábamos convencidos de que era él un producto de México, no una reacción a lo que sucedía en Estados Unidos. Pero lo cierto es que el discurso de López Obrador no puede ser entendido sin referencia a la retórica del populismo, que pone como referencia al Pueblo. Es una retórica que no ha dejado de crecer en lo que va del siglo. Desde hace un par de décadas, en efecto, los políticos han tendido a adoptar cada vez más un discurso que plantea su lucha como una batalla maniquea entre la voluntad del pueblo y la corrupción de la élite.
Así lo muestra una investigación que acaba de hacer pública The Guardian, a partir del estudio de los discursos de los jefes de gobierno en 40 países distintos, sobre todo en América y Europa.
Algunos países han tenido un discurso populista consistente en los últimos 20 años. Pero otros países lo han adoptado recientemente, “como India, Estados Unidos, México y Brasil, donde los líderes políticos raramente hicieron uso de una retórica populista hasta las elecciones más recientes”, dice The Guardian. A principios de la década de 2000, Venezuela (Hugo Chávez), Argentina (Néstor Kirchner) e Italia (Silvio Berlusconi) eran los únicos países con poblaciones mayores de 20 millones que tenían gobiernos populistas. Hacia 2010 habían sido sumados Ecuador (Rafael Correa), Bolivia (Evo Morales) y la República Checa (Mirek Topolánek), y otros jefes de Estado, que habían llegado al poder sin hacer uso de la retórica populista, comenzaban entonces a hacer uso de ella, como Recep Erdogan en Turquía, Viktor Orbán en Hungría y Vladímir Putin en Rusia. Pero la expansión más importante ocurrió en los últimos cinco años, cuando los populistas llegaron al poder en varios de los países más poblados del planeta: Donald Trump en Estados Unidos, Narendra Modi en India, Andrés Manuel López Obrador en México y Jair Bolsonaro en Brasil.
No todos ellos son igualmente populistas. The Guardian los divide en muy populistas (como Maduro), populistas (como López Obrador) y algo populistas (como Berlusconi). La mayoría de ellos está en América Latina, heredera de la tradición de los Caudillos. Erdogan es el único líder catalogado como muy populista que no es latinoamericano. Poco más de la mitad de los populistas en el mundo son de izquierda y están en América, y poco menos de la mitad son de derecha y están en Europa. Pero hay excepciones: Trump y Bolsonaro son populistas americanos de derecha y Alexis Tsipras es un populista europeo de izquierda. Es raro ser un populista moderado, aunque hay algunos que no pueden ser catalogados adecuadamente ni de izquierda ni de derecha, como Giuseppe Conte, el primer ministro de Italia.
A principios del siglo XXI había apenas unos 120 millones de personas que vivían en países con liderazgos populistas. Hoy son más de 2 mil millones. México es uno de ellos.
Investigador de la UNAM (Cialc)
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