Hay quienes piensan que la próxima elección del 2 de junio es solo un trámite, sin embargo, la historia nos ha demostrado que ningún resultado se puede dar por sentado. Al respecto, recuerdo aquí lo que sucedió la noche del 2 de julio de 2006, en el Hotel Marquis. Hace 18 años.
El Hotel Marquis es parte de Leading Hotels of the World. La entrada, monumental, está orientada hacia el Paseo de la Reforma. Tiene un arco de cantera conectado por una galería de vidrio con el vestíbulo de la planta baja –un salón muy lujoso, con pisos de mármol, sofás con encajes, candiles de cristal, macetones con plantas y, en el centro, unas esculturas de bronce. Es revelador que los perredistas escogieran, para aquella noche del 2 de julio, un hotel de lujo en el Paseo de la Reforma. Los panistas, en cambio, estaban concentrados en la sede del PAN en la colonia del Valle. Unos pensaban que iban a celebrar; los otros sabían que iban a tener que trabajar.
A las ocho de la noche llegó al hotel Marquis la encuestadora de la Coalición por el Bien de Todos, Ana Cristina Covarrubias. Dio a conocer los datos de su encuesta de salida, los siguientes: AMLO 37.1 y FC 34.6. Una diferencia de 2.5 puntos, con un margen de error de 0.9, a favor de López Obrador. Tras escucharla, todos los ahí presentes permanecieron en silencio. “Se quedaron pasmados, no aplaudieron”, señaló Proceso, que notó entonces que Jesús Ortega, Manuel Camacho y Claudia Sheinbaum, al ver eso, empezaron a celebrar con aplausos en el Salón Emperador. “Solo así la gente se animó”. Los puntos les parecieron pocos a sus partidarios, apenas 2.5, luego de meses de suponer una ventaja de más de 10, como les decía López Obrador.
El propio candidato de la Coalición llegó una hora después. En la sala de prensa del Hotel Marquis había mamparas que decían, con los colores de la bandera: Andrés Manuel López Obrador, presidente 2006-2012. Los signos de su triunfalismo estaban en todas partes. Horacio Duarte había dicho esa mañana en el IFE: “Sabemos que es la hora de la izquierda”. Manuel Camacho había escrito a mediodía en El Universal: “Los ciudadanos han triunfado”. José María Pérez Gay había organizado esa noche una fiesta en su casa de Coyoacán. Personas muy cercanas a López Obrador habían rentado cuartos en el Hotel Majestic para celebrar la victoria en el Zócalo. Algunos de los invitados llevaban esa noche carteles que decían: Sonríe, ya ganamos. Todos pensaban que triunfarían. “Y a las 8 de la noche ya no sabían qué estaba pasando”, dice un amigo de ellos, “estaban totalmente desconcertados”.
Para contrarrestar el desaliento, inmenso a esa hora, Jesús Ortega habló en la sala de prensa del Hotel Marquis. “A lo largo de la jornada electoral”, dijo, “la mayoría, la mayoría de las encuestas de salida dan una ventaja a nuestro candidato a la Presidencia de la República”. Pero en ese momento solo dos encuestas daban ventaja a López Obrador (ambas contratadas por la Coalición). Tres daban empate: Parametría (AMLO 35, FC 35), Ipsos-Bimsa (AMLO 36, FC 36) y Consulta Mitofsky (AMLO 36, FC 36). El resto de las encuestas, entre ellas algunas de las más prestigiosas, como BGC, Gaussc y Arcop, daba la ventaja a Felipe Calderón.