La bala y la elección

Ciudad de México /

“La bala hirió a Trump, pero mató a Joe Biden”. Así decía el encabezado de una revista del Reino Unido publicado poco después del atentado en Pensilvania. Resultó profético. La trayectoria de esa bala pudo haber transformado la historia del país, la historia del mundo, si el tirador hubiera apuntado una pulgada más a la derecha, si su objetivo no hubiera volteado la cabeza. ¿Qué hubiera ocurrido si muere asesinado Donald Trump? Lo ignoramos. Pero sabemos que esa bala, aun así, cambió el curso de la elección en Estados Unidos. Joe Biden llevaba ya semanas de regatear dinero a los donantes de su partido, de aparecer errático frente a las cámaras de televisión, de recibir diluvios de demandas de sus compañeros para que cediera la estafeta. El atentado ocurrió en ese momento. La bala replanteó la elección.

Hasta el debate del 27 de junio —desastroso para él— Biden estaba apenas un punto por abajo de Trump en las encuestas (44 contra 45). Trump había permanecido arriba a lo largo de 2024. Ninguno de los posibles candidatos demócratas parecía capaz de detenerlo, según las encuestas, con la excepción de Michelle Obama, quien dejó claro que no estaba interesada en la candidatura del Partido Demócrata. Biden parecía así, hasta el debate, el candidato con mejores posibilidades frente a Trump. Pero tenía problemas para conectar con los jóvenes y con los no blancos. Kamala Harris, en cambio, es 22 años más joven, de madre india y padre jamaiquino, lo que le permitirá conectar con esos grupos. Por otro lado, Biden era fuerte entre los viejos y los blancos, importantes en los estados más competidos en la elección. Kamala no lo es, aunque debe conservar esos votos para poder aspirar a ganar. Por eso es importante su elección de vicepresidente. Tendrá que escoger a un compañero de fórmula que la fortalezca entre esos grupos y entre los estados más competidos, como Pensilvania (un posible candidato a vicepresidente es su gobernador, Josh Shapiro) y Arizona (otro posible candidato es Mark Kelly, senador por Arizona). Aun así, aunque es importante la designación de un candidato fuerte para la vicepresidencia, el destino de la campaña va a depender sobre todo de Kamala Harris, un personaje que todavía no ha podido definir claramente su imagen en Estados Unidos. Tiene muy poco tiempo para hacerlo: menos de cuatro meses.

Kamala es una política institucional, con una trayectoria convencional en el Partido Demócrata, a diferencia de Trump, quien llegó de fuera para tomar por asalto al Partido Republicano. Lleva con ella, para bien y para mal, la herencia del gobierno de Joe Biden. Pero a pesar de tener esa carga encima, todavía puede sorprender. “Harris aún tiene margen para subir —o bajar”, sugiere The Economist. “Alrededor del 7 por ciento de los encuestados de YouGov dicen que no tienen una opinión sobre ella, un margen mucho mayor del que necesitaría para vencer a Trump”. Cuenta con todo el apoyo de su partido para ser designada candidata en la convención de los demócratas, el mes que viene en Chicago. Pero para llegar con fuerza a la elección, y aspirar a ganarla, es necesario que hablen los demócratas, que haya primarias, que no parezca todo una coronación. 


  • Carlos Tello Díaz
  • Narrador, ensayista y cronista. Estudió Filosofía y Letras en el Balliol College de la Universidad de Oxford, y Relaciones Internacionales en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Ha sido investigador y profesor en las universidades de Cambridge (1998), Harvard (2000) y La Sorbona. Obtuvo el Egerton Prize 1979 y la Medalla Alonso de León al Mérito Histórico. Premio Mazatlán de Literatura 2016 por Porfirio Díaz, su vida y su tiempo / Escribe todos los miércoles jueves su columna Carta de viaje
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