Los malos hábitos: ¿tolerar actitudes desalineadas?

Tamaulipas /

En esta época del año, cuando la mayoría de los consultantes se toman sus vacaciones, aprovecho para actualizar mis temarios, tunear recursos y herramientas, y buscar inspiración en fuentes no tradicionales.

En eso estaba cuando me topé con la teoría del carrito de compras, que a grandes rasgos, plantea una crítica sobre por qué la gente deja sus carritos de súper estorbando en el estacionamiento, afectando a otros, aun cuando claramente hay un espacio para devolverlos.

Esta idea aterriza en que quienes sí los devuelven (por ser lo correcto) demuestran ser "buenos miembros" de la sociedad, y quienes no, son vistos como egoístas o incapaces de contribuir positivamente con sus semejantes.

Ahora, hagamos el bonito ejercicio de atraer el tema a tu organización: ¿cuántas veces has tolerado que dejen los carritos abandonados en el diferentes áreas y procesos de tu empresa?

Te lo digo derecho: Permitir que alguien deje su "carrito estorbando” destruye el clima organizacional y manda un mensaje terrible a los que sí son responsables.

Las actitudes desalineadas que, aunque técnicamente no violan el contrato, envenenan el pozo: el que llega tarde "nomás tantito", el que no comparte información o la entrega a destiempo, el que deja el "bomberazo" para que lo resuelva el de junto…

¿Te suena? Si no puedes lograr que tu gente haga lo correcto sin que los estés vigilando, las bases de tu cultura organizacional están rotas.

El problema de fondo en las organizaciones es una tolerancia mal entendida. Una cultura organizacional sólida no se define por los valores en la pared, sino por lo que los líderes promueven en los pasillos.

Si necesitas amenazar o vigilar a tu equipo para que se comporten con civismo profesional, no tienes una empresa formal con colaboradores eficientes, tienes un kínder con varios niños malcriados.

Ahora, para dejarlo claro y que no sesgues tu visión del tema, te aclaro que los malos hábitos de algunos colaboradores son el reflejo de lo mismo en los liderazgos a cargo, aquellos que confunden empatía con permisividad, creyendo que los "buenos líderes" aguantan incluso los malos modos, pero la realidad es que aguantar esos comportamientos es una falla garrafal de gestión.

Así pues, hazle un check up a tu operación: ¿Ves un equipo autogestionado, o un estacionamiento lleno de carritos golpeando los coches de los demás? Si la "libertad" se convirtió en desorden, es hora de platicar sobre cómo poner orden en la casa.


  • Chucho Meza
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