Las sucesiones para gobernadoras y gobernadores están casi en puerta, y aclaro en puerta porque aún las instituciones electorales y partidistas no definen el espacio más importante universalmente hablando con todo y reglas: el tiempo.
Historias para los procesos hay muchas: desde la frase “gobernador pone gobernador”, la vieja tradición de la “línea” presidencial o aquellos que aseguran contar con el apoyo de bases y sectores.
Afortunadamente, en los últimos años y con la transformación, estos criterios pertenecen al viejo régimen.
Hoy el fiel y el oriente más sabio es el pueblo, la ciudadanía y los aspectos positivos de los suspirantes.
El filtro más importante sigue siendo el mismo: ir contra los que roban, traicionan y mienten.
Por ello, Morena en manos de Luisa María Alcalde debe evaluar con absoluta pulcritud los valores y principios de los aspirantes, como si estuviéramos hablando de una teleología política aplicada al servicio público.
¿Para qué buscan el poder?, más allá de discursos huecos de “servir al pueblo” y “ayudar a la gente”. Hay que pedirles más lógica y esencia política.
Pero mientras ese tiempo institucional llega, lo que estamos viendo es otra cosa: Adelantados, desesperados y desordenados.
Actores que, sin que inicie formalmente el proceso, ya quieren ocupar espacios, presionar decisiones, posicionarse a codazos con encuestas pagas y fabricar una percepción que no existe con metodologías poco serias y dudosas.
Esa anticipación es pura ambición por el poder. Quien se adelanta sin necesidad demuestra inseguridad. Quien presiona antes de tiempo exhibe ambición desordenada.
Y quien intenta imponerse por ruido revela que no entiende nada del verdadero servicio público.
Lo que presenciamos en muchos casos es una mezcla peligrosa entre idiotez política, corrupción estética y ansiedad de protagonismo.
Es la vieja maña del oportunista que piensa que, si compra encuestas, adelanta eventos o presiona con grupos afines se volverá inevitable, junto con alianzas entre ex panistas, ex priistas y todos aquellos que hacen bola y ruido.
En los últimos tiempos al menos en Morena, hemos visto que la política no premia al que grita más fuerte, sino al que respeta los procesos. ¿Se dejará presionar la dirigencia de MORENA?
Las instituciones existen para algo: para ordenar el tiempo, para encauzar los procesos y para que la legitimidad no dependa del capricho de quienes se sienten predestinados.
Pero a muchos eso les vale madres. Confunden el calendario con un botín y el proceso con una escalera personal donde el nepotismo pareciera amenaza con la máscara demagógica del “respaldo” ciudadano.
2027 llegará. Pero llegará en su momento, no en el que algunos quieren imponer. Los desesperados de hoy difícilmente tendrán autoridad moral mañana.
Quien gasta antes de tiempo su energía termina cansado. Quien se adelanta sin razón queda exhibido. Y quien actúa desde la ansiedad ya perdió.
El próximo año no será para los adelantados ni para los que confunden ambición con derecho.
Será para quienes sepan esperar, mantener la cordura, y demostrar —con hechos, no con prisas— que están preparados para servir.
Que sepan que la política es algo serio.
Sin olvidar, a los que pagan para llegar porque llegaran para robar.
@Cuauhtemocarmona