¿Intocables?

  • Agora
  • Cuauhtémoc Carmona Álvarez

Laguna /

La política mexicana está llena de reglas no escritas que se han ido abrogando en tiempos de cambio, como aquella de que los ex presidentes de la república, gobernadores, ex secretarios de estado y/o altos funcionarios públicos una vez terminada su gestión se volvían intocables. 

El manto de la impunidad y protección los acompañaba hasta su tumba como al expresidente Díaz Ordaz con su dos de octubre que no se olvida.

Pero más allá de retratar el pasado impune de quienes han saqueado las arcas públicas, en estos días hemos visto que las reglas no escritas se empiezan a escribir sobre aquellos intocables que, al amparo del poder amasaron inmensas fortunas sin disimulo.

En el pasado ignominioso de Carlos Salinas de Gortari los gobernadores eran intocables, pero desechados cuando no respondían a los intereses del gran Tlatoani. Así fueron removidos 17 Gobernadores que renunciaron al poder ante la amenaza de tocar la cárcel.

La realidad actual nos demuestra que no habrá impunidad y retroceso ante la corrupción y el pillaje. Si la principal demanda ciudadana en las pasadas elecciones federales fue el rechazo a la clase política corrupta, incluyendo a los que andan prófugos, el actuar de las autoridades tendrá que ser implacable pues se tiene que demostrar que, en el gobierno de la cuarta transformación los intocables se convertirán en tangibles sujetos de la justicia.

Actualmente entre prófugos, encarcelados y en proceso hay una veintena de políticos que jamás pensaron estar sujetos a procesos más las carpetas de investigación que se acumulan en la Fiscalía General de la República y las que abra Función Pública, pues tendrá la facultad de investigar a toda la administración de EPN donde muy seguramente saldrán cantidad de irregularidades de una administración que se distinguió por voraz y corrupta como ninguna.

Ante tanto cochinero la 4 T se muestra decidida, donde el asunto del ex director de PEMEX Emilio Lozoya pone al descubierto una red de complicidades y corrupción de película. 

Lozoya se defiende argumentando que no actuó solo como Aburto y tiene razón, sus decisiones forzosamente pasaron por la anuencia del expresidente Enrique Peña Nieto.

La sociedad está expectante por un ejercicio transparente y de cara a la misma sin simulaciones y esperando resultados en el cambio de régimen.  

La evaluación, auditoria y rendición de cuentas de manera constante debe ser el acicate para que nadie se sienta intocable en el ejercicio publico de gobernar y administrar recursos. 

Aún quedan muchos que deben ser tocados por la justicia…

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