El pasado sábado 16 de abril el Grupo VIDA conmemoró 10 años de su fundación.
Sin embargo, algunas de las personas que lo integran iniciaron desde antes la búsqueda de sus familiares desaparecidos.
En la jornada de conmemoración se realizaron varios actos, incluida una marcha y una rueda de prensa.
Estos gestos son para la sociedad en general un recordatorio ético de nuestro compromiso con la vida pública y con las personas que vieron violadas sus garantías individuales.
Para las autoridades de los tres niveles de gobierno es un recordatorio de sus responsabilidades frente a los derechos vulnerados a las personas desaparecidas y a sus familiares.
Justamente esta jornada de aniversario de uno de los colectivos de Coahuila coincide con las campañas electorales.
Las demandas de los colectivos en las calles contrasta con las campañas festivas que organizan los partidos políticos y sus candidatos.
No es casualidad que ninguna campaña contemple en su agenda o en sus actos la realidad de la desaparición forzada de personas en Coahuila.
A pesar de que esta práctica sea considerada como un crimen de lesa humanidad.
Las campañas buscan mayormente que los candidatos y candidatas hablen, digan sus frases emblemáticas, protagonicen fotos.
Si bien estos elementos son básicos de una comunicación política electoral, elevaría el nivel de las campañas si las personas que buscan un cargo de elección popular destinan tiempo a escuchar.
Podrían escuchar de forma particular a los familiares de desaparecidos.
La búsqueda de sus seres queridos ha convertido a muchos de sus integrantes en sujetos políticos. Han aprendido en carne propia cómo funciona el Estado mexicano y sus cuerpos de seguridad.
Las personas que integran los colectivos tienen propuestas concretas y operativas.
En su búsqueda de justicia han sido innovadoras, proactivas y constantes.
Lo que hace falta es que los candidatos deseen sentarse a la mesa con los colectivos, escuchar sus cuestionamientos, sus necesidades y sus propuestas.
@perezyortiz